El hombre no es ser solitario; al contrario es un hombre
esencialmente comunitario. Viene de una comunidad, se inserta en una comunidad,
vive en la comunidad y ha de ser útil a la comunidad.
Alguien busca lo que tú tienes; alguien tiene lo que tú
buscas. No somos independientes unos de otros; todos dependemos de todos; todos
estamos para todos; todos servimos a todos.
Si no todos servimos para todo, pero todos servimos para
algo, y, si no todos podemos ser útiles a todos, si que todos podemos ser
útiles para alguno. Alguien busca lo que tú tienes y, en consecuencia, lo puede
recibir de ti. Alguien tiene lo que tú buscas y por lo tanto, lo puedes recibir
de él. Y él estará dispuesto a dártelo, si tú estás dispuesto a pedírselo,
dándole lo que tu tienes.
Da, si quieres que te den. Pero da, no porque esperes que te
den, sino por el simple gesto de dar, porque valoras a aquel a quien das;
porque sabes que él necesita de ti.
En todos hay algo que los demás necesitan, algo que puede
salvarte y salvar a otros.
Solamente cuando lo mío se convierta en lo nuestro, Dios lo
convertirá en lo suyo.
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