Para ti madre, ni del cielo la estrella más bella, de las
flores la más hermosa, de los diamantes el más puro, de los amores el más
tierno, no alcanzarían para compensar todo lo que las madres entregan en largos
días y días de ternura filial. Como no existe palabra poéticamente perfecta que
alcance a expresar los sentimientos que surgen del alma de los hijos cuando
comprenden aquello y desean declarar su gratitud... Simplemente, y con el
corazón desbordado de fraternal amor, se nos ocurre decir: ¡Feliz Día de la
Madre! ¡Feliz de la Familia!
¡Madre...!
¡Madre! Oh sagrado nombre. Lleno de feliz dulzura, dulce
a la par de hermosos himnos, que en el cielo ángeles cantan. Nombre que llena
de gozo y de dicha el alma, don que el cielo concederá al triste para consuelo.
Tú eres el único ser que trabaja horas y horas diarias, que no conoce feriados,
huelgas, ni reloj la vida entera. Tú eres el que no descansa nunca, el que
trabaja siempre para su hogar, como la abeja hace y como la hormiga. Eres el
único que sólo da parte de enfermo cuando ha de morir. Eres el único que
trabaja sin convenio, porque tu convenio es el amor. Amas tu hogar y sólo
porque, amas cuando trabajas cantas…
Tú eres el maestro que en dos años enseñas a tus hijos
todos los idiomas de la tierra. Tú eres quien enseña a los pueblos a caminar, a
nutrirse, a reír, y cuando les ves llorar, les enseñas a saber sufrir. Tú eres
sacerdotisa que habla por primera vez de Dios a los pequeños y les estampas
nociones de doctrina que los años empañan muchas veces, pero no logran borrar
jamás. Tú eres, a veces, hábil financista del centavo, que estiras, en
silencio, salarios muy ajustados. Eres a un tiempo, médico, enfermera y
samaritana, especialista de niños y de ancianos. ¡Eres reina y esclava, madre o
vestal! Tú eres ministro de economía y de comercio, de hacienda, de educación,
de salud, de previsión, de justicia, de culto...
Por ti la casa más sencilla luce cual lucen los palacios
principescos sus mármoles y piedras. Por ti cuatro paredes frías se transforman
en tibio nido que se llama hogar. Por ti la mesa de los pueblos presenta
el pan de cada día con el mismo
exquisito gusto que la mesa sibarita de los reyes. Y solamente tus manos están
capacitadas para moldear en tu regazo el alma candorosa de los niños. Y los
pueblos de la tierra son lo que tú quieras que sean, como que en tus rodillas
aprenden altruismo o mezquindad, justicia o injusticia, amor o rencor, mentira
o verdad. Madre y Alma, tú eres el centinela del amor y has de velar por la paz
y la bondad, tú eres misionera de la Paz
y la Bondad Social.
¡Madre anciana...!
Con su nirvana colmado de nostalgias, recuerdos y
añoranzas, las madres ancianas atesoran en sus almas un paraíso de
remembranzas. Son el cofre donde los años fueron depositando historias de vida,
vivencias personales y únicas. Son la imagen viva de nuestro ayer amalgamada en
la voz de una madre que nos habla con el corazón. Pléyade de ternura y brazos
abiertos, porque en ella está la
sabiduría de nuestros antepasados y porque en cada corazón de madre que
palpita, reina la paz de las existencias que supieron vivir una vida digna y
noble y que siempre son un ejemplo para nosotros.
¡Madre que estás en el cielo...!
¡Madre!... que estás en el cielo... ya nadie le habla a
los pájaros, y que solos que están los nidos, ¡Cuántos senderos sin tus pasos!
¿Cómo es la primavera sin tus lirios? Canciones de cuna que ya no oirán mis
oídos, arrullos de luna fue tu voz para todos tus hijos. Ya nadie teje por las
tardes con tu ternura y que mudo quedó tu delantal de bordadas imágenes! ¿Cómo
se siembran los paisajes de dulzura
cuando se perdieron tus semillas? Regazo de rosas que ya nunca los
tendré en mi mundo. Mejillas tenues y plácidas donde nunca más dejaré un beso.
Ya nadie cantará como tú tan dulce al tiempo ¡y qué solos están los caminos!
Cuantas lágrimas al viento como campanas buscando lo querido. Madre algo divino
asoma por mis ojos al repasar tus recuerdos. Madre: eterno suspiro. Que suspiras
por mi alma mientras escribo. Ya nadie acunará mis sueños en invierno, y que
solo está el corazón de niño... junto mis manos y en silencio... elevo mi
súplica... para no llamarte a gritos...
¡Madres doblemente madres...!
Madre doblemente madre es aquella mujer que tiene un hijo
con capacidades diferentes, por amor y dolor que va segregando lentamente en la
vida. Feliz con los pequeños logros que logra o triste por los delicados
frustraciones en su espíritu. Madre doblemente madre porque hay estigmas en tu
semblante, tersuras por el transcurso del tiempo, en su eterno sufrimiento.
Madre doblemente madre, porque amas a tu hijo/a, sin esperar nada a cambio,
intentas comprender porque la vida te llevó a eso, y te preguntas por qué,
porqué a mí, porque Dios mío. Quizás nunca tengas la respuesta, mientras sigues
amando con obcecación de madre, de doblemente madre. Pues sabes que cuando tu
hijo/a tiene penas, sus ojos flemáticos se fijan en ti, y tú has de consolarlo,
porque eres madre doblemente madre. Sin alimentar la esperanza que te consuelan
a ti. En forma especial te deseamos que tengas un muy pero muy ¡¡Feliz Día!!!.
Seguro que Dios refrendará esto con sus ojos enternecidos.
1)¿Dónde encontrar a la Madre? Hallarla no es tarea
difícil. Porque las madres habitan para siempre en el interior de sus hijos.
2)Simplemente, y con el corazón desbordado de fraternal
amor, decimos: ¡Feliz día de la madre y por ende Día de la Familia!...
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