Con
todo lo que ello implica: fervor religioso, programaciones culturales,
acontecimientos artísticos, deportivos, etc. Todo aunado por una sola unción:
festejar “Die Kerb”. Con las mismas premisas que le dieron nuestros ancestros y
que pueblo Santa María recordó como ayer, como siempre. Aunque el día no
acompañó, la comunidad le puso su “calor” al afamado festejo…
Por mucho tiempo, la “Fiesta Patronal” o “KERB” ha constituido el principal
motivo de unión y celebración para los pueblos alemanes, basándose en la
tradición de sus antepasados que llevaron esta fiesta a su máximo esplendor,
dada la importancia de la misma en sus vidas. En ella confluyen dos aspectos
que resultan inseparables para estas
comunidades: FE y VIDA...
Basada en la veneración del
Santa Patrona o protectora de la comunidad (“Santa María”, en el caso de la
Colonia Tres), la “Kerb” constituye una ocasión propicia para encuentros
sociales en los que las familias y amigos se reúnen en torno a la mesa para
compartir el ir y venir de la historia de cada uno. Es en esta fecha en la que
el pueblo estrecha vínculos y se une más que nunca convirtiéndose la Fiesta Patronal o KERB en la celebración del encuentro,
la alegría, la unidad y la alabanza a Dios. La Kerb constituye hoy un precioso
legado de quienes nos precedieron...
Los
pilares fundamentales de un pueblo...
Lograr la construcción de un
pueblo con las características que anhelaban nuestros antepasados, requería un
gran esfuerzo humano y también intervención divina. Sin embargo, ellos contaban
con los valores y principios necesarios para poner los fundamentos de su
comunidad, un pueblo fuerte, pujante, con un futuro esperanzador, pleno en crecimiento
y progreso. Sus pilares fundamentales de Fe en Dios, amor a la Familia y Educación, espíritu de lucha y progreso, y unidad y solidaridad, les
permitieron afrontar la vida y sus dificultades con entereza y crecer como
personas y como comunidad... Asimismo, supieron transmitir de generación en
generación sus costumbres y valores, que componen hoy el inmenso patrimonio
cultural de nuestros pueblos...
Testimonios
antiguos peculiares
*Die Kerb o
sea la fiesta patronal de la iglesia se celebra aún hoy en día en las colonias
alemanas del Volga. Unos abuela/os describen sus sentimientos en esos días:
*La llegada
“von die Kerb” me colmaba de un manso entusiasmo. La sentía acercarse en el
correr de los días y era como si estuviese a punto de acceder a un
descubrimiento. Pensándolo bien, jamás ocurría nada nuevo, pero el
acontecimiento tal vez estuviese justamente en esa expectativa, en la
posibilidad no concretada de un cambio casi milagroso, en esa fiebre que me
ponía en el corazón y en las venas una impaciencia feliz. Así había sido
siempre. Las vísperas de Kerb solían haber grandes movimientos en la casa: se
preparaba la comida para esos días en que se llenaba la casa de parientes.
Nosotros disfrutábamos de aquel clima febril, ayudábamos en lo que podíamos.
*Otra
recordaba “die Kerb” en el Volga, en relación con la figura protectora de la
“Grossmutter” "Sólo esas abuelas de ayer daban a las fiestas un toque tan
especial. Un mes antes ya estaba haciendo sus bollitos y yo, junto a ella,
pelando ciruelas para el licor casero, un típico dulce de su Alemania natal.
Éramos pobres, pero había alegría, había amor y todo ello nos hacía
olvidar la pobreza.
*Encuentro
la justificación en la nostalgia, la tradición y el amor que el inmigrante
siente por su tierra lejana, pero tan cercana aquí en el corazón. Por eso, la
fiesta de “Kerb” mantienen, también en este país, el espíritu de unidad
familiar y son motivo de intercambio de visitas. Finalizando, diría que el
espíritu común es el deseo de buenas buenaventuras y el sentimiento compartido
de la creencia en Dios, Nuestro Señor".
*Detzel
evoca una “Kerb” de las de antes: "En Kerb la gente parecía distinta. No
como ahora. Todos estaban alegres, salían a la calle y saludaban contentos.
Había que pararse en todas las casas y saludar. Hasta los que vivían en otras colonias venían a
festejaban la “Kerb”. Invariablemente recuerdo que me tocaba hacer el licor,
unos días previos... “No es como la del Volga, pero tampoco está mal” decía mi
padre siempre después de probarla”.
*Una
escena semejante narra Becker, quien recuerda cómo sus padres, agasajaban a sus
parientes de otras colonias, algunas venidas de colonias lejanas, estos venían
siempre unos días antes, y también amigos de otras nacionalidades.
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