Uno de los grandes
problemas de la época es que a los seres humanos nos cuesta reconocernos
limitados, defectuosos, falibles. ¿Qué hay detrás de todo eso? Quizás un miedo
profundo a mostrarnos vulnerables. O quizás sea que estamos pensando todo el
tiempo; pensamos la vida en lugar de sentirla.
Reconocernos limitados
no nos agrada. Nos gusta conocernos exitosos, productivos, creativos.
Preferimos evitar o rechazar el límite antes que reconocerlo. Nos cuesta
enfrentar nuestra condición, enfrentar la temporalidad de nuestra vida;
entonces iniciamos una carrera para deslindarnos de nuestra realidad y nos
aferramos al concepto de perfección. Pero ese concepto no es la solución, sino
el problema. Las personas que no aceptan ninguna falla entran en una lucha con
ellas mismas que al final van a perder.
Los perfeccionistas
tienen un juez interior implacable que vive al acecho de las equivocaciones,
propias y ajenas, para señalarlas y ajusticiarlas a través de la culpa, la
recriminación o el rechazo. Son personas que tienen dificultad para el humor y
la autocompasión. Necesitan certezas, normas, reglas para vivir. Hay dos tipos
de perfeccionismo: el que plantea demandas déspotas hacia si mismo y el que
prefiere plantear esas demandas a los demás.
María Veronica Cabrera
opina que existe una expresión latina que dice: “Errar es humano”. Pero creo
que lo que nos hace humanos es aprender a aceptar nuestros errores. La idea es
ayudar a las personas a descubrir que no somos ni podemos ser perfectos y que
eso, muy lejos de ser un problema, es un privilegio: “nos permite abrirnos al
otro y unirnos a los demás. Además nos permite volvernos sabios, ya que la
sabiduría no es otra cosa que el resultado de haber errado mucho y de haber
extraído de eso la experiencia. El error te da la oportunidad de crecer y
madurar emocionalmente”.
Los errores suavizan
nuestras maneras de pensar, nos flexibilizan, ayudan a eliminar prejuicios,
favorecen la tolerancia y sobre todo, bajan nuestro nivel de defensa y
facilitan la apertura al otro. El ejemplo mas claro de esto se encuentra en la
pareja ¿Por qué hay problemas? Porque cada uno se coloca frente al otro desde
un lugar de omnipotencia y lucha por sus ideas: “yo tengo la razón”. Todo esto
es causa de ruptura, de distanciamiento, de enfriamiento en la relación. Pero
cuando una persona intenta ser tierna, débil, frágil frente al otro, cuando
admite un error, una falla, inmediatamente desarma al otro, se desarman los
dos.
Muchas personas, para
no ser rechazadas y ser aceptadas, pierden espontaneidad en su vida. Tratan de
ajustarse y responder a las expectativas de los demás. Entonces tratan de no
hablar para no decir cosas equivocadas.
Otro ejemplo de
perfeccionismo impuesto de alguna manera por la cultura, es el de las mujeres:
la exigencia de ser perfectas como madres, como esposa, como profesional o en
su trabajo; perfecta en su cuerpo, etc.
La propuesta es
entrenarnos para sentir la vida en lugar de pasarnos analizando. Trabajar para
tener conciencia de nuestros límites y errores, cambiando el paradigma que
excluye a la defectuosidad por una visión que la contempla, que la ACEPTE; para
entender que nada de lo que sucede (crisis, desolación, tristeza) es ajeno a la
vida. Eso es lo que compruebas que estas viviendo.
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