Un conocido maestro tenía un
suntuoso palacio donde atendía a sus invitados e impartía enseñanza durante
seis meses al año. La otra mitad de su tiempo actuaba como maestro en otro país
mucho más pobre donde tenía una pequeña casa, muy modesta y desprovista de todo
lujo.
Estando en su pequeña cabaña llegó uno de los alumnos al
que impartía enseñanza en el otro país y en el lujoso palacio. Este alumno no
entendió la escasez, la falta de medios, la vulgaridad y la sencillez de la
decoración. Le dijo que con su poderío económico podría con facilidad
construirse un palacio a la altura de su valía. Traer suntuosas alfombras del
otro país rico. Adornarlo con los mejores muebles, tapices, mármoles…
El maestro le dijo: -Cuando impartes enseñanza tienes que adaptarla al
tiempo, al lugar y a las gentes. De lo contrario no estás haciendo nada…
1 comentario:
Gracias por compartir su sabiduría con nosotros. Un gran abrazo a la distancia.
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