Un milagro no es un
hecho sobrenatural; es algo que, así no se pueda comprender, sucede con
frecuencia. Y más que un juego
de palabras, es una realidad…
Así no lo quiera
admitir, los milagros hacen parte del diario acontecer. La salud, por ejemplo,
es uno de ellos: el solo poder respirar hoy, de por sí, es un gran
acontecimiento. Y si no lo cree, pregúnteles a quienes viven pegados a una
máscara de oxígeno por culpa de alguna enfermedad…
Lo que pasa es que,
por relatos del ayer, consideramos que los milagros sólo consisten en cosas del otro mundo o
inexplicables para los científicos. Otros creen que los milagros son hechos
improbables que se dan “porque sí”, tales como: ganarse la lotería estando muy
necesitado de dinero o apreciar a paralíticos que, de buenas a primeras,
caminan.
Un milagro es el lenguaje del
entusiasmo. ¿Acaso usted no ha sentido a veces que hace cosas que, en
condiciones normales, jamás haría? Recuerde
alguna situación extrema que haya vivido y analice todo lo que hizo para salir
de ella...
No vaya tan lejos; basta con
divisar un amanecer y comprobar que ese solo acto de la naturaleza es
milagroso…
Los milagros están atados a la
fe, no a actos de magia. Crea en usted mismo, en los demás y en la vida; verá
que los milagros se dan. ¡Claro! No se quede sentando esperando que del cielo
le lluevan flores; porque aún más importante que la fe, es la acción…
No espere a que alguien mueva
sus montañas: levántese, ármese de valor y vaya a moverlas usted mismo. No es necesario tomar un martillo para
labrar la piedra que habrá de esculpir su posible milagro. Sólo debe ser
escultor para hacer obras de una forma diferente e impactante y de manera
positiva en su vida...
Hay quienes hacen milagros con
palabras, tal como lo hacen los escritores; y hay quienes hacen milagros con
planos, tal como lo hacen los arquitectos.
Haga usted su propio milagro; no espere por el momento preciso: ¡empiece ahora
mismo! Hágalo ya, porque si espera por el momento adecuado, nunca dejará de
esperar. Si trabaja por algún milagro… ¡¡Dios
se lo concederá!!!.
Héctor Maier
No hay comentarios:
Publicar un comentario