Son
ochocientos ochenta y cinco sábados o semanas o diez y siete años desde que
salió a luz el suplemento con
mis humildes escritos traídas por los vientos pamperos que en sus revelaciones
desperdigan letras y palabras, mientras trenzan en algún lugar recóndito un
rumor enigmático, pero necesario, en honor de los abuelos, pues en cada uno de
ellos hay un mensaje de vida, una lección de ética y de moral, una semilla
sembrada al voleo con la esperanza que germine en una mente fecunda que lo
recepte…
Tengo la suerte de vivir en la
colonia, de nutrirme todos los días con la naturaleza, que enriquece mi vida
interior y me regala la visión de un horizonte amplio, donde veo estrellarse el
sol en un crepúsculo de esperanza. Tengo también la sabia lección del valor del
trabajo que legaron nuestros antepasados, que es la escuela que me formó y me
ayudó a crecer...
Pero coincidiremos que todos esos años
no han transcurrido en vano porque alguna enseñanza nos han dejado, porque el
vivir ya nos enfrenta con la necesidad de aprender originales códigos de
convivencia. Y además hemos de coincidir que nada es comparable al hecho
esencial de vivir y trabajar en lo que verdaderamente ama…
Sin romper mi entusiasmo, con el
espíritu templado, con visión del propio destino, ajeno a los desengaños y sin
miedo al infortunio, sabré seguir el camino, con más bríos, con más ansías, más
contando con la colaboración y comprensión de muchos de ustedes, las adhesiones
y muestras de apoyo brindados durante todo este tiempo. Gracias al director del
Diario “Nuevo Día” Eduardo Minich y sus colaboradores que me cobijan; Gracias a
los auspiciantes, patrocinantes y padrinos de las publicaciones por estar
siempre ahí junto a nosotros, apoyándonos y secundándonos en todo
emprendimiento que ideamos. Gracias a nuestros lectores por leer, coincidir y a
veces disentir con lo que en cada obra le brindo…
Deleitémonos
de este nuevo año en la rica historia del Suplemento, hagamos un inventario
mental de todas las cosas buenas que existen en sus anales y vivamos cada ejemplar
con buen ánimo, pues hemos dejado lo mejor de nosotros, sin dañar a nadie y
sintamos la felicidad de poder expresarnos, de poder regalar una sonrisa, de
ofrecer nuestra mano y ayuda generosa. Siempre en su línea de rumbo y seguir
escribiendo páginas de dicha y paz en el afecto de la vida del suplemento…
El pasado se
está reescribiendo y no se puede llenarlo de cuentos inventados si no de
verdades; en sus páginas amarillas puedo encontrar historias, algunas con suaves colores, otras
con oscuros matices. Recuerdos bellos de tiempos gratos o páginas que quisieran
arrancar para siempre. Pero “lo escrito, escrito está” y la lucha me impone valor, me despierta
nuevos bríos, me encauza por el camino del sano raciocinio, del reflexionar y
me acostumbra a dictar mis inclinaciones a conciencia, haciéndome accionar
impulsado por sentimientos de fraternidad y afecto…
Gracias por habernos permitido crecer. Gracias, infinitamente gracias a todos, por el enorme espacio que nos han dado en vuestros corazones. Ese es el bien más preciado que he podido cosechar a lo largo de estos diez y siete años de compartir un espacio cultural junto a todos ustedes amigos lectores. Que el agradecimiento que elevo alcance en forma individual y cada uno y cada cual, que me ha permitido descubrir el sorprendente milagro de la comunicación formando una increíble cadena donde la amalgama de cada eslabón responde a la carga positiva de sensibilidad con que está imantada cada persona de bien…
Gracias por habernos permitido crecer. Gracias, infinitamente gracias a todos, por el enorme espacio que nos han dado en vuestros corazones. Ese es el bien más preciado que he podido cosechar a lo largo de estos diez y siete años de compartir un espacio cultural junto a todos ustedes amigos lectores. Que el agradecimiento que elevo alcance en forma individual y cada uno y cada cual, que me ha permitido descubrir el sorprendente milagro de la comunicación formando una increíble cadena donde la amalgama de cada eslabón responde a la carga positiva de sensibilidad con que está imantada cada persona de bien…
Ponerse en
paz con Dios y con los que me rodean, disfrutar de los rayos del sol, de la
suave brisa, de la alegría de mis hijos y nietos, del amor de mi esposa, de
tantas bendiciones que la vida me puso al alcance de la mano y que muchas veces
no he sabido valorar. Sólo depende de la voluntad y optimismo década cual hacer
que las páginas del compendio, sean unas páginas que en el futuro puedan
atesorar como unos bellos recuerdos…
Gracias, Buen Dios por la vida y el
amor, por las flores, el aire y el sol, por la alegría y el dolor, por cuanto
fue posible y por lo que no pudo ser. Te presento a las personas que conocí a
lo largo de estos años, las amistades nuevas y los antiguos, los más cercanos a
mí y los que estén más lejos, los que me dieron su mano y aquellos a los que
pude ayudar, con los que compartí la vida, el trabajo, el dolor y la alegría…
Cuando la vida no me sea fácil, hazme recordar siempre esto… Que sepa,
en el corazón, que hay gente que nunca me olvida. Que siempre encuentre un arco
iris después de una tormenta. Que celebre las cosas maravillosas que hay dentro
de mí. Y cuando llegue el mañana, que
pueda comenzar de nuevo. Que recuerde cuántas sonrisas pueden llenar un día.
Que crea que los anhelos serán una realidad. Que encuentre tiempo para apreciar
la vida y tiempo para compartir la belleza espiritual. Que vea el presente como
un regalo, y el futuro como otro más. Que agregue una página dorada de cada
nuevo día en el diario “Nuevo Día”, y que pueda convertir "La felicidad
eterna" en eterna felicidad…
2 comentarios:
Maravilloso y conmovedor testimonio...!!
Felicitaciones!!!!! y gracias!!!!
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