Sin lugar a dudas, la Pascua de Resurrección es
un tiempo sagrado que invita a reflexionar y compartir las celebraciones
religiosas en familia. El recogimiento y la vida familiar son comunes
denominadores en esta fecha…
Und
der Ostersonntag, glorioso como la Resurrección, desparrama por todas partes
sus rayos de oro que calientan sin quemar y penetran en las almas sencillas del
intenso suave gozo de vivir…
¿De dónde
proviene la palabra Pascua?
Hoy por hoy
no se puede rastrear fehacientemente de dónde proviene la palabra “Ostern”
(Pascua); se presume que puede derivar del nombre de la diosa de la primavera
llamada “Ostara”, o de la salida del sol naciente en el este, que dicho sea de
paso en alemán “Este” se pronuncia “Osten”. Véase la similitud de las dos
acepciones o mejor dicho de las tres, incluyendo “Ostara”. El nombre latino de
la semana pascual en el contexto eclesiástico se pronunciaba “Hebdomada in
Albis” (Semana Alba o Blanca, por otra parte Albo es el color del Señor) Indudablemente
la raíz de los festejos, como podemos, apreciar tiene su origen en la costumbre
germánica pagana, derivada por la Iglesia Cristiana a la rememoración de la
Muerte y la Resurrección de Cristo. Como fiesta está considerada como la más
antigua y cristiana fiesta de la iglesia y la principal en el año litúrgico. Los
días festivos que corresponden a la “Karwoche” (Semana de Pascua), por ejemplo:
Palmsonntag (Domingo de Ramos), Kardonnerstag o Gründonnerstag (Jueves Santo),
Karfreitag (Viernes Santo) y el Ostersonntag (Domingo de Pascua) und der
Weisser Sonntag (Domingo blanco) Aquí también se entremezclan las costumbres y
las raíces de las denominaciones...
El día de
Pascua era el día clásico para la Comunión pascual y para acercarse libres de
enconos a la mesa eucarística, estaba en uso darse antes los cristianos el
ósculo de paz, el cual servía para desear la armonía en las nuevas Pascuas. La
ceremonia se verificaba, ora después de Maitines, ora en el momento de las
representaciones dramáticas, ora al principio de la Misa. El que daba el ósculo
decía entre tanto: “Resurrexit Dóminus”, (el Señor ha resucitado); y el que lo
recibía le contestaba: “Deo Gratias”, (a Dios gracias). La liturgia antigua
ponían en labios de los fieles, augurios como éstos: “Esta es la Pascua
felicísima, la Pascua del Señor, la Pascua santísima. Abracémonos mutuamente
con alegría, ya que ella ha venido a remediar nuestra tristeza. Es hoy el día
de la Resurrección; resplandezcamos de gozo, abracémonos, llamemos hermanos aun
'a los que nos odian’, depongamos toda clase de resentimientos en atención a la
Resurrección del Señor”. Durante la cual cantan ante la puerta de la iglesia el salmo,
repitiendo después de cada versículo la antífona de Pascua. Cuando sale la
procesión, la iglesia está a oscuras; cuando vuelve, cientos de velas y
lamparillas de colores se encienden para representar el esplendor de la
Resurrección de Cristo...
Vivimos horas especiales llenas de luz, que iluminan las
tinieblas de nuestra historia. Es la hora de la acción de gracias a nuestro
Señor, ya que la Pascua de Resurrección da sentido a la vida, orientando
nuestra existencia. Sin la Resurrección de Cristo seguiríamos en la oscuridad.
Pero, Él vive y está entre nosotros. Jesús ha resucitado de entre los muertos y
vive para siempre en nuestras almas. Nuestra creencia, nuestra fe en ello tiene
su origen en ello en la fuente de una tradición de varios testigos que con sus
palabras y escritos nos confirman la presencia de Jesús en nuestra historia,
con su enseñanza y acción, muerte y resurrección. Además nuestra Fe tiene
raíces en un encuentro personal a partir de encuentros vivenciales con el
Señor, presente en nosotros y en medio de la comunidad…
Descubrir a Cristo resucitado, tiene su origen en dos
hechos inseparables el uno del otro; la tradición que nos brinda la iglesia y
la experiencia de ese encuentro personal que invita a proclamar a todos esa
verdad: ¡Cristo Vive! Por eso, la Pascua es la fiesta de la esperanza, de la
alegría, de la paz y de la vida.
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