Recuerdo cuando era
chico que los sábados por la mañana se convertían en un placer, lleno de olores
y sabores, en la casa de mi abuela materna, doña Amalia Wagner de Schanzenbach,
quién junto a sus hijas se disponía a preparar diversas exquisiteces para toda
la semana…
Primero les describo el
lugar…, una cocina típica de los volguenses…, era una cocina sencilla pero con
todo lo necesario para las funciones que debía cumplir.
Una “Blit”, esa cocinita
construida en ladrillos y una tapa de acero con las hornallas de varios tamaños
y alimentados a leña, donde el crujir del “Holz” (leña) y el fuego hacían de
las suyas. Un schank de material, si de ladrillos y estantes de madera con una
cortina que lo cubría, que contenía todo los necesario. Una mesa larga, sillas
y la famosa “bank” (banco) contra la pared. Algunos sillones y no hacía falta más
mobiliario……..
Pero bueno, los sábados
a la mañana el ritual era la de amasar para toda la semana así que bien
temprano empezaban con las tareas de preparar la masa y las demás preparaciones
para preparar los ricos kalach, los rüwwelkuchen, los kaletchen, y otras tortas
según la estación…
La masa no se preparaba
en un fuente o en un topper como hoy lo hacemos los que todavía conservamos
esas costumbres, sino que se preparaban en el “trouk” una batea de madera en el
que se amasaba la masa de levadura, base para todas las preparaciones…
Y así, con mucho esmero
y dedicación salían todas los panificados, primero los kalach (panes redondos y
gordos), los rüwwelkuchen, los kaletschen (versiones reducidas de los rüwwelkuchen)
los Äppfelkuchen (tortas de manzanas) y otras variedades de cosas ricas, como
las tortas de ciruelas, los Hochtzeits kaletchen (unos bollitos de pasas) etc,
etc….
Todo culminaba con un
rico “Broute in Ofen” (asado al horno) o los clásicos Pirok…., para el almuerzo
en familia. y ahora viene lo mejor y más divertido si de mi infancia se trata…
Los más chicos a la
tarde salíamos a repartir (aus thale) porciones de dichas tortas a los
tíos y tías y familias amigas, esto por supuesto significaba lindas propinas
sábado a sábado…
Una historia vivida, una
historia de mi niñez en la Aldea Protestante (ER).
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