Un
origen muy diferente al de su uso actual.
Casi todo el mundo piensa que
la arroba es un invento propio de la “era Internet”, sin embargo, su
historia es mucho más antigua y su origen se remonta al latín. Los árabes ya lo
usaban hace siglos, y los marineros lo empleaban habitualmente al detallar el
contenido de las bodegas de sus barcos. Esta es la desconocida historia
de “@”,
uno de los símbolos más usados de la actualidad.
Aunque actualmente, el
símbolo de la arroba está relacionado con internet, sobre todo con la dirección
de correo electrónico, la mayoría de los historiadores creen que el origen de
la palabra “arroba”
proviene del árabe, concretamente del término “ar-roub“, que
significa cuarto o cuarta parte, de hecho, la arroba es una
unidad de masa usada hasta hace pocos años y que es la cuarta parte de un
quintal, es decir, 11,34 kilogramos.
En cuanto al símbolo en
sí mismo, esa especie de “a”
encerrada por un círculo, tiene sus orígenes en una práctica común entre los encargados de copiar libros en latín, a mano, allá por la Edad Media. Estos
copistas utilizaban “@”, uniendo entre sí las letras “a” y “d” para formar la
preposición latina “ad”,
que significa “hasta”
o “hacia“.
La preposición “ad”
aparecía con mucha frecuencia en esos textos, y tiene sentido que haya sido
reemplazada por un solo símbolo. Poco a poco, la “@” fue haciéndose popular en otros ámbitos,
y empezó a aparecer -por ejemplo- en las cartas oficiales redactadas en latín
antes del nombre de su destinatario.
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Uno de los documentos más
antiguos que se conocen que contiene una “@” impresa data del 4 de mayo del año
1536, y se trata de una carta enviada por un mercader italiano, Francesco
Lapi., desde Sevilla a Roma.
Este documento fue
descubierto por el profesor Giorgio Stabile, de la Universidad La Sapienza,
mientras restauraba una colección fotográfica para el Instituto Treccani, y en
dicho escrito se detalla la llegada de tres barcos provenientes de América,
cargados de tesoros. Pueden leerse párrafos como“Así, una @ de vino, que es 1/13 de un barril, vale 70
u 80 ducados…” En ese contexto, la arroba representaba una unidad
de medida utilizada por griegos y romanos que equivalía a “un cuarto de ánfora.”
¿Confuso, verdad? Pero eso no es nada: podía (y en algunos sitios aún puede)
emplearse como medida de capacidad o volumen, con un valor que variaba de
acuerdo al producto que se estuviese comerciando. Por ejemplo, si se trataba de
líquidos, “una arroba de
aceite” era equivalente a unos 12 litros y medio, pero si se estaba
negociando con vinos, su valor era de algo más de 16 litros. También se la
utilizó como medida de masa. En efecto, la “@” representa una masa equivalente
a la cuarta parte de un “quintal.”
El quintal es una antigua unidad de masa y de capacidad usada en España y en
Hispanoamérica -en Argentina es común escuchar a las personas mayores, en el
campo, hablar de “quintales
de trigo por hectárea”- que equivale exactamente a 46,0093 Kg. Una
“@”, por lo tanto, entonces, equivale a poco mas de 11 kilogramos y medio.
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Carta
de 1536.
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A pesar de la antigüedad de
ese documento, algunos historiadores -como el aragonés Jorge Romance- aseguran
que el símbolo de la arroba ya se utilizaba en el año 1448, en el detalle de un
envío de trigo desde Castilla hacia el Reino de Aragón. Pero con el paso del
tiempo, y salvo regiones muy específicas, la “@” dejó de utilizarse. Solamente
se mantuvo más o menos viva en los Estados unidos, donde se empleaba en los
registros contables, estableciendo el precio unitario de un producto en una
factura. Podía aparecer en medio de la descripción de una operación, algo como
“15 cajas @ 5 dólares cada
una”, donde indicaba que el valor de cada caja facturada era de
cinco dólares. También tiene mucho sentido, ya que en inglés “@” se dice “at”, que significa “a”
(y también “en”,
“de” y “hacia”). Esto hizo que
cuando se inventó la máquina de escribir a fines del siglo XIX, el símbolo de
la arroba fuese incluido en su teclado. Y, como el teclado de los
ordenadores es una evolución de los de aquellas máquinas, la arroba también se encuentra
en ellos.
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Pero la relación de la “@” con el correo electrónico es muy posterior a todo esto. Cuando el ingeniero estadounidense Ray Tomlinson, que creó el e-mail en 1971, estaba buscando un símbolo que sirviese para identificar las direcciones de correo, uno de los pocos disponibles en los teclados era justamente la arroba. “Hubiese sido más fácil usar un corchete, un paréntesis o incluso una coma, pero estos símbolos ya eran utilizados para otros fines, y de los símbolos que quedaban libres, la @ era el mejor”, ha explicado hace algunos años Tomlinson. “Otro punto a favor de este símbolo es que al traducirse como at en inglés daba una sensación de localización”, agregó.
Pero la relación de la “@” con el correo electrónico es muy posterior a todo esto. Cuando el ingeniero estadounidense Ray Tomlinson, que creó el e-mail en 1971, estaba buscando un símbolo que sirviese para identificar las direcciones de correo, uno de los pocos disponibles en los teclados era justamente la arroba. “Hubiese sido más fácil usar un corchete, un paréntesis o incluso una coma, pero estos símbolos ya eran utilizados para otros fines, y de los símbolos que quedaban libres, la @ era el mejor”, ha explicado hace algunos años Tomlinson. “Otro punto a favor de este símbolo es que al traducirse como at en inglés daba una sensación de localización”, agregó.
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La primera dirección de
correo electrónico de la historia fue “tomlinson@bbn-tenexa”
Esta dirección, y según el uso que le dio este ingeniero a la arroba en la
informática, puede interpretarse como “Tomlinson
en la (@) máquina bbn-tenexa”.
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Documento
de 1775.
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De esta manera, un carácter
inventado por los copistas medievales como una forma de simplificar su trabajo
se convirtió en el símbolo del correo electrónico.
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