Generalmente los maestros eran personas
de origen alemán que llegaban al país para la exclusiva función de enseñar. En
su mayoría eran muy estrictos y severos. Todavía quedan ex alumnos de estos
maestros que tienen recuerdos tristes...
También hubo algunos que se hicieron
querer mucho. Wilhelm (Guillermo) Welp fue maestro en varios lugares de Entre
Ríos, entre ellos en la Colonia Stauber, Irazusta. Nació en Bielefeld y después
de combatir en la Primera Guerra Mundial, donde obtuvo la Cruz de Hierro y medalla
al valor, decidió instalarse en Argentina. Conoció a Susana Spomer, una
descendiente de alemanes del Volga de la colonia El Potrero, con quien se
casó...
Formó su familia y vivió en la colonia
durante algunos años donde era el maestro de alemán y castellano. Se hacía
respetar mucho, pero sin llegar a generar miedo en los alumnos. Enseñaba todas
las materias y además canciones, teatro y poesías. Todos los ex alumnos de
Guillermo con los que pude hablar dijeron que fue un maestro muy querido.
Lamentablemente falleció en un accidente de tránsito cuando ya había dejado la
tiza y el pizarrón para dedicarse a la apicultura.
Algunos alumnos vivían relativamente
cerca de las escuelas pero otros no tanto y debían asistir en caballo, sulky o
carro. Con el viaje de ida y vuelta, la clase en castellano y luego la de
alemán, el día se hacía largo y estaban muy ocupados.
A la noche, ya de vuelta en sus
hogares, después de la cena había que hacer los deberes sin chistar, bajo la
mirada de los padres.
Al llegar los alemanes del Volga al
país, era presidente el doctor Nicolás Avellaneda. Argentina apenas contaba con
dos millones de habitantes, de los cuales su mayoría era analfabeta.
La lengua
La cultura de los Alemanes del Volga
posiblemente esté relacionada con el constante movimiento migratorio que vivió
a partir del siglo XVIII, cuando partieron de Alemania. Una cultura
representada por objetos simbólicos más que materiales, debido al constante
movimiento en busca de nuevos lugares para vivir.
Tal vez eso fue lo que desalentó el
desarrollo de emprendimientos industriales o artísticos como lo hicieron otros
grupos que gozaron de mayor arraigo.
Asimismo ese constante caminar hizo que
se fortalecieran los bienes que podían llevarse consigo cada vez que hacía
falta migrar a otro lugar. Desarrollaron una extensa y rica tradición oral.
Dicha tradición se expresa a través de la música y el habla.
Los Alemanes del Volga hablan dialectos
pertenecientes al “Alto Alemán”.
El alto alemán es el que dio origen al
idioma actual literario y el bajo alemán al inglés y neerlandés entre otros. Un
ejemplo del bajo alemán es el que hablan los menonitas.
Si bien el alemán literario no fue
usado en la legua coloquial, se usaba en los libros, la iglesia y la escuela.
En el trato cotidiano siempre se usaron los dialectos. No todas las aldeas en
el Volga y luego en Argentina usaban el mismo dialecto, pues el lugar de origen
no era el mismo.
Cada grupo llevó hasta Rusia el
dialecto que usaba en su ciudad de origen en Alemania. Lo mantuvieron en Rusia
mientras vivieron ahí y luego lo trajeron a la Argentina y otros países de
América.
Si un descendiente de alemanes del
Volga que todavía mantiene su dialecto, fuera a la ciudad de origen de su
ancestro en Alemania hoy en día, se sorprendería por la similitud entre la
forma de hablar que tiene cada uno a pesar de las variaciones que pudo sufrir
con el correr de los años.
Los idiomas van sufriendo cambios con
el paso del tiempo, y en especial los dialectos, ya que no quedan de forma
escrita, sino oral. Los que llevaron los alemanes a Rusia también sufrieron
estos cambios, si bien cada aldea mantenía el suyo, inevitablemente tuvieron
que relacionarse entre ellas y comenzó a mezclarse. Esta mezcla hace que cada
uno de los dialectos pierda y adquiera algo. En los casos en que preponderaba
uno más que otro, del “derrotado” solo quedaban algunos rastros.
Estas formas de hablar han sufrido
cambios no solo por mezclarse con otras y con los habitantes de Rusia, sino
también para la designación de cosas nuevas y la incorporación de palabras.
(continuará)
Leandro Hildt
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