Quisiéramos que nuestros deseos de paz y unión, de
cordialidad y comprensión alcancen en forma individual a cada lectora y cada
lector con quienes sábado a sábado, en el Suplemento, y diariamente en el blog,
compartimos nuestra vida periodística...
Esta vida simple y pequeña que tanto nos
ha dado, porque nos ha permitido descubrir el sorprendente milagro de la comunicación
que va mucho más allá de la información, y forma parte de una increíble cadena
de solidaridad donde el juego de cada eslabón responde a la carga positiva de
sensibilidad con que está imantada cada persona que se suma a ella. A lo largo
del año... ¿cuántas penas se nos han aliviado compartiéndolas con ustedes y
cuántas alegrías hemos cosechado juntos?...
Nuestro mundo es pequeño pero poblado de hermosos recuerdos.
Al menos para nosotros. Son los regalos que nos ha dado la vida. ¡Cuánta gente
vive en nosotros sin que acaso ellas lo sepan! Son regalos invisibles pero que
tienen mucho que ver con el sentido de la vida. A veces creemos que caminamos
sin que nadie nos vea y hasta sentimos pudor de imprimir nuestras huellas...
Nuestros escritos son simples y domésticos, pero sabemos que ustedes nos
‘consienten y toleran’ y comparten nuestras vivencias y las vivencias de
nuestros queridos abuelos. A los mismos hay que saborearlos lentamente, para
que entren poco a poco, y vivir unos momentos de otra forma, más a flor de piel
y de la tierra. ‘Quien siempre retorna a abrir una puerta, jamás perderá la
memoria’…
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