Son los propios valores, las historias, las costumbres, las conductas éticas, los ritos, los modos de reír y de llorar, los que caracterizan la vida de un pueblo y de la comunidad. Luego de más de ciento treinta cuatro años de encontrarse los “Alemanes del Wolga” en la Argentina, esta comunidad siente orgullo en presentarse de ese modo. Esa forma de presentarse es su identidad.
Cuando esta identidad, esta personalidad es percibida como tal por la sociedad o comunidad que está al lado, significa que la identidad es reconocida por los otros. Este reconocimiento de la diferenciación hace que las distintas comunidades, que están unas junto a otras, crezcan, se enriquezcan, se proyecten en la historia de la sociedad global como una única sociedad integrada, con sus distintas cualidades y diferenciaciones individuales. Estas identidades son las que le permiten a la sociedad, vivir y desarrollarse en libertad, en tolerancia, con respeto y autoestima.
La esencia de tener una identidad y de diferenciarse del resto de las comunidades, constituirá el núcleo de nuestra presentación en el día de hoy.
La primer pregunta por la identidad ¿quién soy?, ¿quiénes somos?, representa la cuestión más importante de la historia de la humanidad. Historiadores, teólogos, antropólogos, filósofos y científicos se hacen esta pregunta. Su respuesta representará paz y serenidad para el espíritu tenso de la persona humana que marcha hacia la construcción de su destino.
Como comunidad Alemana del Volga también nos hacemos esta pregunta. ¿Quiénes somos? ¿Por qué somos como somos? ¿Qué es lo que ven en nosotros? Las respuestas que encontremos para definir esta esencia de nuestro ser como comunidad, permitirá en el presente reconocernos con verdadera autoestima y respeto, situación que se proyectará a nuestros vecinos; hacia el pasado será el reencuentro profundo con nuestras raíces. Hacia el futuro, será la construcción del propio destino.
El objeto de esta conversación es definir “lo que es nuestra identidad”. La identidad se expresa siempre a través de dos momentos: lo que somos, la esencia de nosotros mismos y, en un segundo momento, cómo nos ven desde el afuera de nuestra comunidad.
¿Cómo somos? La esencia de nuestro ser la constituye el nombre, la personalidad, las características físicas, espirituales, culturales, las señas individuales. Cuando se intenta definir a una comunidad, el problema es mayor, y la perspectiva es distinta. No es sólo la suma de individuos que la componen. Es la resultante estructural de la suma de los individuos, de su convivencia y de sus interrelaciones. Es aquí donde se adicionan dinámicamente las diferencias, las igualdades y el modo de convivir entre todas.
Identidad es también la autoconciencia de saber quien se es. Este concepto no es ni unívoco ni estático; por el contrario, es dinámico ya que puede alcanzar hacia el futuro lo que la comunidad sea capaz de soñar y hacia el pasado, el tiempo al que pueda llegar con la memoria. Cuando una comunidad sabe quién es y sabe de dónde viene, es posible afirmar que dicha comunidad sabe hacia dónde va, porque tiene una personalidad definida, auto consciente, rastreadora de sus raíces en el tiempo. Aún en aquellos casos en que una comunidad no está situada hoy en el mismo lugar en el que estuvo antes.
Héctor Maier Schwerdt
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