Municipalidad de Coronel Suarez

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Cooperativa Electrica

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viernes, 9 de septiembre de 2011

Wir wünschen Euch eine frohe und schöne Kerb! ... La comunidad de Santa María vive una de sus celebraciones anuales más trascendentes y memorables...



 
La celebración máxima que distingue a todo pueblo de descendientes de alemanes del Volga. Exhibiendo en su realización la calidad humana de su gente y el cariño hacia las tradiciones que los ancestros nos legaron. Esta tradicional y ancestral fiesta será motivo para el reflejo de una localidad pujante y progresista, noble y trabajadora, que conjuga en este acontecimiento popular por excelencia, una entrega absoluta y total a un modo de ser y existir único y particular…

Tan es así que ha sobrevivido a las nuevas generaciones que no la conocieron en su esencia, pero la comprenden porque es un día en donde la familia se reencuentra con sus raíces culturales. Porque antiguamente era –y es- un encuentro familiar, en el que se reunían todos los parientes y amigos en torno a la mesa colmada con comidas y bebidas típicas. La casa solariega se llenaba de bullicio, todo era un palpitar de alegría, porque están juntos otra vez. Es un sentimiento que todos los habitantes de las colonias tienen unido al festejo, porque die Kerb era –y es- eso: un reencuentro de familias…

En otros tiempos, no tan remotos ni tan lejanos como se cree, el clima de Kerb se vivía desde semanas antes. Los vecinos preparaban y arreglaban sus viviendas con anticipación, y se esmeraban en que todo estuviera de lo mejor. Y así como blanqueaban las paredes de las casitas de adobe o pintaban las puertas y ventanas de las casas de material, así pulían los pisos de madera o emparejaban y embellecían los pisos de tierra con bolsas de arpillera…

Y los días previos humeaban los hornos a pleno, en las viviendas en donde las madres y abuelas elaboraban los clásicos Dinne o Riwwel Kuchen y el tradicional pan casero y las demás delicias culinarias. Compartían en familia los almuerzos del domingo. Y por la tarde participaban en la infinidad de juegos tradicionales y eventos sociales que reunían a toda la comunidad alrededor de una festividad originalísima…

Además de este significativo marco secular que rodea y le da realce a esta fiesta, die Kerb tiene, sin embargo, una confluencia trascendental y profundamente expresiva del espíritu religioso del pueblo de los alemanes del Volga. Ya que antiguamente, los eventos más importantes giraban en torno de la iglesia, donde amén de las tradicionales y pomposas misas que durante días llamaban las campanas con su dulce sonido, también se iba en procesión al cementerio recordando a los familiares difuntos. Nadie, ni siquiera los niños, podían faltar a esa procesión…

Usos y costumbres que aún hoy, en esta época moderna, y pese a los siglos transcurridos, y las dos emigraciones que vivieron los alemanes del Volga, todavía continúan celebrándose en todo su esplendor. Las fiestas patronales son desde tiempos inmemoriales un punto de inflexión entre el pueblo y la iglesia. Este ejemplo continuó ardiendo en nuestros ancestros por milenios, conservando incólumes esta sagrada llama…

 Donde igual que hoy y siempre, se integraban dos aspectos: la religiosidad con sus ritos dedicados a Dios y la sociedad con sus códigos familiares y de amistad. Y esto se revive año tras año. Cuando la comunidad abre sus puertas de par en par y sobre todo sus corazones, para recibir la llegada de visitantes, recreando un ambiente de reencuentro y confraternidad.  Y es menester mantener inalterables estas costumbres, pues ellas representan valores indelebles que nos confieren una identidad única. 

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