La casa de adobe, con sus paredes blanqueadas de cal, sus techos de paja, son un paradigma de la humildad, del sacrificio, del trabajo, que nos legó la historia para demostrar con su evidencia la epopéyica colonización que llevaron a cabo los alemanes del Volga en esta región. Son una muestra clara del comienzo difícil, de los esfuerzos que debieron afrontar para transformar esta tierra indómita y virgen en un campo de trigales, convirtiendo sus campos mustios en un vergel tributado al progreso
La casita de adobe, para muchos solo un componente más de la escena paisajística de las colonias, es aún hoy una realidad que se niega al olvido y que merece ser registrada como una parte fundamental de la historia de la fundación de estos pueblos. Ya que sus inicios están ligados a estas "casas de barro o de adobe" como se las conocía y conoce, de las cuales se valieron los fundadores para construir sus primeros hogares hasta afincarse definitivamente en esta zona y en base a su crecimiento personal y progreso levantar las típicas viviendas con techos a dos aguas…
En la actualidad, recorriendo las calles de las colonias, se descubre que son muy pocos que se pueden contar con los dedos de una mano los que sobreviven manteniéndose inalterables al transcurso del tiempo y las generaciones que, entre sus paredes de adobe, escribieron sus historias, tuvieron hijos, se casaron, etc. Por lo que deben ser consideradas como parte del patrimonio de las mismas, por toda su carga de cultura cotidiana que encierran bajo sus paredes…
Las casas de adobe, se construían en tan solo cuatro días. A pesar que sus paredes fueron levantadas sin cimientos, plomadas ni niveles, en gran parte sobrevivieron a sus constructores...
Muchos abuelos recuerdan los primeros tiempos sosteniendo que se vivían circunstancias difíciles, por eso se recurría a estas construcciones, "las que debido a que su componente esencial es el barro, requerían escasos recursos para su confección y por el mismo motivo, convertían sus interiores en un lugar protegido de las altas y las bajas temperaturas"…
También rememoran que "en muchas ocasiones, cuando la situación de la familia mejoraba y les permitía construir una vivienda de ladrillos, retornando a sus orígenes tradicionales de techos con dos aguas, conservaban el ranchito de adobe que pasaba a ser utilizado como Schepie o keller, dado sus condiciones climáticas, siendo ideal para la conservación de chacinados y conservas...
(Continuará)
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