El Cooperativismo y sus Pioneros” 1ª parte
Las cooperativas, contribuyeron desde los primeros años a generar una intensa y rica vida social y cultural que favoreció la integración al medio. En orden de importancia, la tercera institución que tuvo un rol primigenio en la vida de las colonias y les dio autonomía y proyección más allá de su estrecho ámbito geográfico, fueron las cooperativas agrarias y sus anexos complementarios. La experiencia entrerriana y alemana del Volga en la materia fue tomada como ejemplo por otras provincias y aún estudiada por otras instituciones del continente
Los iniciadores de esta innovadora práctica económico-social fueron los colonos radicados en las colonias, conocedores del sistema, observado y practicado en Alemania, llegaron al convencimiento de su necesaria introducción en las colonias. Dando muestras de una clara conciencia de su rol comunitario, interpretaron el sentir de sus paisanos, programaron con optimismo una solución a los problemas laborales del cambiante mundo rural, y apostaron al cooperativismo como la única y eficaz herramienta de progreso material y moral, apuntando a elevar no solo el nivel de vida sino también la cultura y la autoestima.
Un estudioso del fenómeno cooperativo argentino comenta muy acertadamente acerca de su origen que: El cooperativismo se desarrolló en la República Argentina como una necesidad ineludible de la masa productora. Las cooperativas nacieron ante el escepticismo de poderosos grupos de terratenientes y comerciantes.
Iniciadas con capitales modestos, debatiéndose angustiosamente en torno del pequeño boliche que competía con el poderoso almacén de ramos generales; la fe, el espíritu de sacrificio, la voluntad de triunfo puesta en la empresa superaron paso a paso las dificultades hasta lograr la consolidación del movimiento cooperativista agrario argentino, integrado por una masa consciente de su poder, que produce, compra, vende, exporta e industrializa por sus propios medios.
Alentaron a los líderes naturales de los grupos asentados a fundar una institución que, sin pertenecer a la Compañía, colaborar con ésta en el desarrollo armónico, el afianzamiento paulatino y la mejora en las condiciones sociales de los colonos, otorgando a éstos un espacio más libre y democrático donde considerar la asistencia, solicitar asesoramiento, adquirir insumos, generar actividades culturales, obtener asistencia sanitaria y otros.
Por tal motivo, quedó constituida una sociedad no oficializada en las actas, pero vigente de hecho, lo que explica porqué en los cuadros dirigentes de las primeras décadas los cargos más importantes en los Consejos de Administración eran ejercidos por el Administrador local, quien a veces incluso ofrecía su oficina para las reuniones y entrevistas.
Los fundadores, imbuidos del más puro altruismo debieron, sin embargo adecuar sus conocimientos teóricos a la cambiante realidad criolla, y munirse de una infinita paciencia para convencer, charlas, sugerencias y demostraciones mediante, a la masa colonizada de las bondades del sistema a implantar.
Años enteros fueron necesarios para lograr la adhesión plena a los principios cooperativos, y puede afirmarse que la década del año 40, con sus notables realizaciones agrarias e institucionales, marca el punto culminante en dicho sistema, y también el del inicio de su lenta pero progresiva transformación, impulsada por los nuevos tiempos políticos que trae el peronismo.
El notable desarrollo alcanzado por estas entidades, resulta aún más admirable teniendo en cuenta sus humildes orígenes. La Cooperativa Agraria se fundó a fines del siglo XIX, previa una reunión informativa en que fueron explicados los móviles de la nueva entidad que iba a nuclear a todos los miembros de la Colonia/aldea y les pondría así a cubierto de las acechanzas de la nueva vida que iniciaban.
(continuará)
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