Tanto en humildes en capillas de madera o en majestuosas catedrales, los misioneros verbitas dejaron su impronta de Fe
Mientras estos
laboriosos religiosos iban desarrollando su fecunda labor en distintas partes
de la Argentina, en donde estaban asentados alemanes del Volga, la congregación
se expandió camino al sur
Ya en 1891/92 hizo
una visita de exploración el P. Loecken a la Colonia Madre de Hinojo en
Olavarría. El sacerdote que los visitaba algunas veces era el jesuita Auweiler
y teniendo conocimiento de la llegada de un sacerdote clero secular que hablaba
fluidamente el alemán, le y lo propuso al arzobispo de Buenos Aires como
párroco de aquellas colonias…
Se trataba del P.
Luis Servet, nacido en España de padres diplomáticos franceses, se encargó de
aquellos colonos para gran satisfacción de los mismos. Residía en la Colonia
Hinojo, pero atendía también las colonias vecinas de San Miguel y Nievas y
hasta, de tanto en tanto, cubría e un modesto sulky los casi 200 kilómetros que
separaban de Coronel Suárez para atender las colonias I, II, y III…
El mucho trabajo
consumió las fuerzas del celoso pastor que falleció a comienzos de 1896.
Encontrándose ya enfermo, la congregación le envió el 1º de enero del
mencionado año, un ayudante en la persona del P. Guillermo Klocke quien fue su
sucesor…
En 1895 la Colonia
II recibió su primer capellán propio de la SVD, en la persona del verbita P.
Honorato Eichleitner, quien atendía también las Colonias I y III… Desde estas
colonias los alemanes del Volga se esparcieron también por las zonas vecinas
como Arroyo Corto, Dufaur, Cascada, Espartillar, etc…
Desde las colonias
de Coronel Suárez se organizaban largas giras apostólicas entre los colonos
alemanes esparcidos en un amplio radio que alcanzaba hasta el centro de la
provincia de La Pampa…
Es interesante
extractar de la correspondencia de los primeros pastores sus impresiones sobre
la fe y la laboriosidad de aquellos pioneros, como muestra transcribimos estas
frases del verbita Ernst, al allegarse por primera vez a las poblaciones
alemanas de Suárez…:
“… se detuvo el
tren. Manos callosas se me tendieron para el saludo, y cinco minutos más tarde
me hallaban nuevamente sentado, entre los buenos campesinos, sobre un carro. A
toda carrera rodó el carruaje sobre los campos. Desde un camino lateral se
dirigen cuatro jinetes hacia nosotros. Los caballos ostentaban bandas rojas en
los crines, ¿estos deben acompañarle padre’, me dijo el conductor: ‘porque todo
el mundo se alegra cuando viene un sacerdote’…
Como exhalación
entramos en el pueblo. Gracias a Dios! He arribado... Me rodea un círculo de
hombres de larga melena y de corazón de oro. El apretón de manos y el centelleo
de sus ojos delatan felicidad que les depara mi presencia. Una patrona comedida
ha preparado café, invitación a recuperar energías. Que sabroso este pan casero
de los campesinos; ni que hablar de la manteca y los dulces hogareños. Esta
gente es tan buena, y es indescriptible su alegría por tener un pastor, tanto,
que yo mismo me sentí contagiado de su alegría”…
Han pasado mucho
años desde aquella fecha remota, pero sentimos igualmente la simpatía de
amigos, cuando como familia cristiana pensamos que tanto nos brindaron para
mantener la Fe, al constatar la generosidad con que nuestros antepasados han
correspondido a la labor pastoral realizada entre ellos: los obispos,
sacerdotes, médicos, abogados, militares, religiosos, religiosas, pastores,
empresarios y, por sobre todo, hogares íntegros y modelos, nacidos en esas
comunidades alemanas son la prueba irrefutable…
Vaya el recuerdo
cariñoso, por intermedio de “Nuestras Colonias”, les desea rendir todas las
poblaciones alemanas a los reverendos misioneros verbitas, quienes desde los albores de la radicación mantienen
encendida en nuestra almas la llama de la Fe.
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