Los fieles
católicos celebran el día 2 de noviembre el Día de Todos los Muertos. Una fecha
trascendente para las colonias, que rinden a la memoria de sus muertos y que
durante esa jornada concurren a los cementerios y a los templos a rendirle
solemne tributo de perpetuo recuerdo y a elevar sus plegarias sus seres
queridos fallecidos...
Unos y otros
están siempre colmados de fieles y en unos y otros brilla por su sencillez la
fe y la devoción de toda una comunidad. Animados por una sincera piedad,
irrigan con sus suspiros la tumba donde yacen en común todos los paradigmas de
su afecto...
El Día de los
Difuntos. Las cruces se clavan a variadas prominencias y los deudos se lamentan
de cada uno por cada cual. Este colindar con los seres queridos nos liga a las
colonias, apretada a su tradición y la soledad que está en ellos, es mitigada
con la presencia cercana de sus seres queridos que aún se diseminan en esta
tierra…
El rito de
misticismo a los difuntos ha existido en todas las religiones y en todas los
tiempos. Velando los cuerpos de los muertos, a los que se les prodigó
dignidades y homenajes, pero con la plasmación del cristianismo se preocupó
principalmente de sus almas. No restringiendo el consuelo a los sobrevivientes,
pero se empeñó ante todo en orar por los difuntos. Ponderó con soberana
elocuencia la fugacidad y mudanza del tiempo, pero resaltando por encima de
todo los gajes de la eternidad...
Para que este
culto fúnebre tuviese antes que nada, un
carácter y un valor de asistencia, era necesario rodearlo de ritos y
ceremonias, de oraciones y de cantos sagrados, que formasen un conjunto
litúrgico igualmente provechoso para los vivos y para los difuntos...
Los alemanes
del Volga les prodigaron un lugar especial en su fe y en sus creencias,
dándoles un ámbito específico en sus recuerdos y esparciéndoles sus rezos y
cantos. Teniendo su himno ancestral adentrado en lo profundo de sus corazones,
cual es el Schicksal (destino) uno de los cantos más expresivos a la hora de
despedir a un ser querido.
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