El 12 de
Octubre de 1880 el Gral. Julio Argentino Roca asumió la presidencia de la
Nación. En ese entonces había una preocupación principal que aquejaba a todos
los gobernantes "La Conquista del desierto". Este lugar, al igual que
casi toda la provincia de Buenos Aires y La Pampa, era un desierto con
piquillines, ohañares y otros arbustos.
Un 8 de
noviembre de ese año, llegó por estos pagos el joven visionario, Don Ramón
López Lecube, nacido el 21 de Abril de 1852 en Goya Provincia de Corrientes.
Fue a instancias de su amigo personal, Don Julio Argentino Roca adquirió en
esta zona 50.000 hectáreas de campo, plantando aquí su establecimiento
compitiendo con sus planteles, algunos de ellos de procedencia extranjera, tanto
en Bahía Blanca como en Palermo y otras importantes ciudades del país.
Es a
través de esta actividad que se vincula con Bahía Blanca, interviniendo en
empresas muy importantes entre ellas es fundador de la Sociedad Rural y del
Club Argentino. Por el año 1905, vino lo que sería el progreso hacia aquí: el
ferrocarril que cruzó estos campos desiertos. Don Ramón no estuvo ausente a
este adelanto, ya que donó todos los terrenos necesarios por donde surcarían
las vías férreas, y en su homenaje esta estación lleva su nombre: López Lecube.
Corría el año 1887, cuando un día Don Ramón y su mayordomo Eduardo Graham,
salieron a recorrer estos campos y ya atardecía cuando, de improviso, de entre
las sombras surgió un grupo de indios que los persiguieron. Trataron de huir,
pero los indios les dieron alcance. Don Ramón ya en la oscuridad hecho un
ovillo en una gran vizcachera, se ocultó; mientras estaba oculto en el hueco,
Don Ramón hizo una promesa de levantar en ese mismo lugar una Iglesia. Si Dios
le permitía sobrevivir del peligro que estaba ocurriendo,
Más tarde, el 31 de
agosto de 1912, en este mismo lugar, por obra de la promesa formulada se erigió
este templo, que más que una iglesia se asemeja a una catedral.
La mayor parte
de sus elementos que la adornan y enriquecen fueron traídos por Don Ramón
directamente de Italia. Los altares, las magníficas esculturas y la Virgen del
Carmen que está como custodiando en el frente, son labrados en mármol de
Carrara.
La iglesia se erige imponente en medio de la soledad de la pampa argentina
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