Municipalidad de Coronel Suarez

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sábado, 4 de mayo de 2013

San José... Wir wünschen Euch eine frohe und schöne Kerb! Die Kerb: Tradición ancestral


La comunidad de pueblo San José vive una de sus celebraciones anuales más trascendentes y memorables. Un acontecimiento que tiene su base ancestral en una profunda fe en Dios, evidente en la celebración del Santo Patrono de la localidad, y en un reencuentro familiar que congrega a los familiares alrededor del hogar paterno...

Espectacular Imagen de la segunda iglesia, tomada de un costado en la década  de 1910 


Esta tradicional y ancestral fiesta será motivo para el reflejo de una localidad pujante y progresista, noble y trabajadora, que conjuga en este acontecimiento popular por excelencia, la devoción insoslayable a Dios y una entrega absoluta y total a un modo de ser y existir único y particular...

Una celebración que tiene sus raíces culturales allá lejos en el tiempo, cuando los ancestros aún se cobijaban bajo la patria alemana y todavía no habían iniciado su peregrinar rumbo a un futuro diferente que el destino les tenía asignado. Cuando las fiestas se prolongaban por días y se desarrollaban junto al Rin, en el centro-oeste de Alemania. Donde igual que hoy y siempre, se integraban dos aspectos: la religiosidad con sus ritos dedicados a Dios y la sociedad con sus códigos familiares y de amistad...

El pionero de las colonias don Jacobo Schwindt, reunido con toda su prolífica familia en un memorable día de Kerb celebrado a principios del siglo XX. La celebración siempre tuvo para nuestros ancestros profundas connotaciones religiosas y familiares: se adoraba a Dios, celebrando el día del Santo Patrono de la localidad, congregando a toda la familia alrededor de la mesa hogareña, compartiendo momentos entrañables donde no faltaba ni la buena y exuberante comida como tampoco la música típica alemana ni la alegría, el bueno humor, las remembranzas y tantos pero tantos sentimientos bellos que renacían en cada celebración


Y esto se revive año tras año. Cuando la comunidad abre sus puertas de par en par y sobre todo sus corazones, para recibir la llegada de visitantes, recreando un ambiente de reencuentro y confraternidad. También es momento propicio para compartir una mesa familiar abundantemente servida con comidas típicas, alrededor de la cual se vive una alegría plena, surgida de una festividad ancestral. Porque la festividad von die Kerb es eso: un reencuentro familiar que tiene su base fundamental en un festejo religioso. La celebración del Santo Patrono del pueblo...


Colonias Alemanas del Volga de Coronel Suárez: resguardo de tradiciones centenarias…


Una de las fiestas más tradicionales, antiguas y trascendentes de los alemanes del Volga. Se conmemora el día del santo patrono de la iglesia. Dada las incidencias religiosas y todo lo que significa para dicho pueblo que tiene sus raíces profundamente arraigadas en la tierra fértil regada por la devoción a Dios (Kerb deriva de Kircheweih, kirche significa iglesia y weih, bendición; “bendición de la iglesia”)...

La majestuosa iglesia San José Obrera, erigida en 1927 y considerada un monumento a la fe, congrega todos los años a los fieles a alabar a Dios y a celebrar el día del Santo Patrono de la localidad, tributándole gratitud por los dones recibidos. Anexo al imponente templo -en esta imagen de tiempos idos- todavía puede observarse el antiguo aula donde antaño dictaron clases las hermanas religiosas, iniciando su inolvidable labor misionera

Ya en el siglo XVIII tenían suma importancia en el centro-oeste de Alemania (cerca del Rin), estas manifestaciones colectivas donde participaba la aldea entera conducidos por su párroco, eran al mismo tiempo, grandes fiestas populares en las que al atardecer se bebía, se bailaba y se jugaba. Comparada con la religión de la práctica y de lo cotidiano en el marco institucional de la parroquia constituye una “evasión”, en una comunión popular que confunde a los del campo con los de la aldea, a ricos nobles y pobres campesinos, a hombres y a mujeres. Esta costumbre fue llevada al Volga y luego traída a la Argentina...

Esta celebración contiene dos aspectos un tanto indiferenciados, que se integran indisolubles: la religiosidad con sus mitos y la sociedad con sus códigos. Porque para estos inmigrantes no existe una vida cristiana y otra social, sino que la vida se le presenta como una sola, y por lo tanto, Dios está en lo social, en lo comunitario y esto, a su vez, desciende directamente de Dios...

Antiguamente se prolongaban durante una semana entera en la cual, alrededor del fervor religioso, se organizaban bailes juegos y otros entretenimientos. Actualmente su duración se ha acotado a un fin de semana o a un domingo, pero siguen siendo jornadas especiales en las que la comunidad abre sus puertas a la gente y reciben distintas visitas (tanto previstas, como imprevistas), creando un ambiente para el reencuentro, la confraternidad, el compartir una mesa abundante servida con productos típicos en un clima de una familia reunida, plena de unidad y alegría que se origina en la celebración de la festividad ancestral...





En el día de mañana pueblo San José‚ vivirá nuevamente una de sus jornadas más memorables cuando lleve a cabo los actos y festejos correspondientes a una nueva celebración de Kerb que, como es costumbre y tradicional a todos las colonias de alemanes del Volga, será el fiel reflejo de una comunidad pujante y progresista, noble y trabajadora, que conjuga en este acontecimiento popular por excelencia, la devoción insoslayable a Dios y una entrega absoluta y total a un modo de ser y existir único y particular...

Una jornada de domingo que tiene sus raíces culturales allá  lejos en el tiempo, cuando nuestros ancestros aún se cobijaban bajo la patria alemana y todavía no habían iniciado su peregrinar rumbo a un futuro diferente que el destino les tenía signado. Cuando las fiestas se prolongaban por días y se desarrollaban junto al Rin, en el centro-oeste de Alemania. Donde igual que hoy y que siempre, se integraban dos aspectos: la religiosidad con sus ritos dedicados a Dios y la sociedad con sus códigos familiares y de amistad...

Y esto se revive año tras año. Igual que mañana lo hará  pueblo San José, cuando la comunidad abra sus puertas de par en par y sobre todo sus corazones, para recibir la llegada de visitantes, recreando un ambiente de reencuentro y confraternidad. También ser  momento propicio para compartir una mesa familiar abundantemente servida con comidas típicas, alrededor de la cual se vivir  una alegría plena, surgida de una festividad ancestral como la Kerb, que en sus bases primordiales es la celebración del Santo Patrono del pueblo...


Hace 126 años

Al igual que en la fundación de las otras colonias, el ejido diseñado para pueblo San José‚ consistía en una sola calle de 30 mts. de ancho por 800 mts. de largo. Los solares se enfrentaban con 28 mts. de frente por 110 de fondo y cada terreno tenía asignado 2 hectáreas de campo en el fondo, destinado a quintas. En el centro del ejido quedaba un terreno de 50 por 130 mts. destinado y reservado con carácter gratuito para la futura iglesia y escuela...

Terminada la medición y subdivisión de los terrenos, los primeros colonos que se ubicaron se les fueron dando prioridad de acuerdo al mérito y empeño puesto en favor de la colonización. Los colonos se agruparon de a cinco ayudándose mutuamente en las tareas agrícolas, abriendo los primeros surcos en el arado mancera, cuando Eduardo Casey les vendió 17 hectáreas cercanas a la incipiente aldea. Los primeros tres años significaron un fracaso por las heladas y porque la semilla no era apta para esta zona. En esos tres años de fracaso se trasladaron a Olavarría y colonias adyacentes para trabajar en las cosechas y otros menesteres...

En los años siguientes la población del pueblo San José  fue en aumento, ya que afluyeron colonos de diferentes colonias. Así fue creciendo el caudal humano de la Colonia,  que rápidamente se transformó merced al trabajo, tesón y sacrificio de sus habitantes, en una localidad pujante y progresista.



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