Alemanes hacinados en un campo de concentración aliado
Llámelo crueldad, llámelo represalias, llámelo una política de
hostil negligencia: un millón de alemanes capturados como prisioneros por los
ejércitos de Eisenhower murieron en cautiverio después de rendirse
En la Primavera de 1945, el III Reich de Adolf Hittler estaba a punto del colapso,
atrapado entre el Ejército Rojo avanzando desde el este hacia Berlín y los
ejércitos norteamericanos, británicos y canadienses, bajo el comando total del
General Dwight David Eisenhower, moviéndose desde el oeste a lo largo del río
Rhin. Desde el desembarco del día D en Normandía, el pasado junio, los aliados
occidentales habían recapturado Francia y los Países Bajos y algunos
Comandantes de la Wehrmacht estaban tratando de negociar las rendiciones
locales. Otras unidades, sin embargo, continuaban obedeciendo las órdenes de
Hitler de luchar hasta el último hombre. La mayoría de los sistemas, incluyendo
el transporte, habían colapsado y los civiles huían en pánico, de los rusos que
avanzaban a lo largo...
“Hambrientos y
atemorizados, yaciendo en terrenos de cultivos, a 15 metros de nosotros,
esperando el momento apropiado para saltar con sus manos alzadas“:
Así es como el Capitán H. F. McCullough del 2º Regimiento anti-tanques de la 2ª División Canadiense, describe el caos de la rendición
alemana al final de la Segunda Guerra
Mundial...
En un día y medio, de acuerdo con el Mariscal de Campo Bernard
Montgomery, 500.000 alemanes se rindieron a su 21º Grupo de Ejército en el
norte de Alemania. Poco
después del día V-E – el 8 de mayo de 1945- los británicos y canadienses
capturaron a más de dos millones de alemanes...
Virtualmente casi nada del
tratamiento que les fue dado, sobrevive en los archivos en Ottawa o en Londres,
sólo algunas escasas evidencias del Comité Internacional de la Cruz Roja, los
ejércitos involucrados y los relatos de los prisioneros mismos que indican que
la mayoría continuaron con buena salud. En todo caso, la mayoría fueron pronto
liberados y enviados a casa, o fueron transferidos a Francia para ayudar en el
trabajo de reconstrucción de post-guerra. (El ejército francés había capturado
poco menos de 300.000 prisioneros.)...
Tal como los británicos y canadienses, los norteamericanos se
enfrentaron con un sorprendente número de soldados alemanes rendidos. La cuenta
final de prisioneros capturados por el ejército norteamericano en Europa
(excluyendo Italia y el Norte de África) fue de 5,25 millones. Pero los
norteamericanos respondieron en forma diferente...
Entre los primeros cautivos en manos de EEUU había uno, el Cabo
Helmut Liebich, que había trabajado en un grupo anti-aéreo experimental en
Peenemunde en el Báltico. Liebich fue capturado por los norteamericanos el 17
de abril, cerca de Gotha en el centro de Alemania.
Cuarenta y dos años después, recuerda perfectamente que no habían tiendas de
campaña en el Campo Gotha, tan sólo un cerco de alambres de púas alrededor de
un campo que pronto se transformó en un barrial...
Los prisioneros recibían una pequeña ración de
alimentos el primer día, pero fue reducida a la mitad. Para obtener la ración
fueron forzados correr una manga. Agachados debían correr entre los guardias
norteamericanos, que les golpeaban con palos mientras se movían hacia el
alimento. El 17 de abril, fueron transferidos al campo norteamericano
Heidesheim más hacia el oeste, donde no hubo alimentos durante días; luego muy
pocos...
Al aire libre, hambrientos y sedientos
los hombres comenzaron a morir. Liebich vio sacar a entre 10 y 30 cuerpos cada
día desde su sección, la “B”, que al principio tenía alrededor de 5200 hombres.
Vio a un prisionero golpear a otro hasta la muerte para obtener su pequeño
trozo de pan. Una noche, mientras llovía, Liebich vio a los costados del
agujero donde estaban refugiados, agujeros cavados en la blanda tierra arenosa,
colapsar sobre los hombres que estaban muy débiles para luchar por salir.
Se ahogaban antes de lograr sacarlos. Liebich se sienta y comienza a
llorar: “Me es muy
difícil creer que los hombres puedan ser tan crueles unos con otros”...
El tifus estalló en el Campo Heidesheim aproximadamente desde
principios de mayo. Cinco días después del día V-E, el 13 de mayo, Liebich fue
transferido a otro campo norteamericano de prisioneros, a Bingen Rüdesheim en
Rhineland cerca de Bad Kreusnach, donde se le dijo que había una gran cantidad
de prisioneros, algo así como entre 200.000 y 400.000, todos ellos sin algo
para cobijarse, sin alimentos, sin agua, ni medicinas o suficiente espacio...
Pronto se sintió enfermo con disentería y tifus. Fue
transferido nuevamente, semi inconciente y delirando, en carros de ferrocarril
sin techos hacia el nororiente bajando el Rhine, con un desvío a través de
Holanda, donde los holandeses se apostaban sobre los puentes para lanzar
piedras sobre las cabezas de los prisioneros. A veces los guardias
norteamericanos disparaban tiros de advertencia hacia los holandeses para
mantenerlos alejados, A veces no...
Después de 3 noches, sus compañeros prisioneros le ayudaron
tambaleante, a ingresar al enorme campo en el Rheinberg, cerca de la frontera
con Holanda, nuevamente sin protección ni alimentos. Cuando llegó una pequeña
cantidad de alimento, estaba descompuesto. En ninguno de los cuatro campos vio
Liebich protección alguna para los prisioneros...
La tasa de muertes en los Campos norteamericanos en
el Rhineland en ese momento, de acuerdo con los datos de sobrevida de una
encuesta médica, fue del 30 por ciento al año; la tasa normal de muertes de la
población civil en 1945, estaba entre el 1 y el 2 por ciento...
Un día en junio, a través de sus alucinaciones por la
fiebre que le consumía, Liebich vio a los “Tommies” que llegaban al Campo, Los
británicos se hacían cargo del Campo Rheinberg y eso probablemente salvó su
vida. En ese momento, Liebich que mide 1,75 mts. pesaba 43 Kg. De acuerdo con
las historias referidas por otros ex prisioneros del Campo de Rheinberg, el
último acto de los norteamericanos, antes que los británicos tomaran el control
del Campo, fue aplanar con buldózer una sección del campo mientras aún había
hombres vivos en los agujeros que habían cavado en la tierra.
(continuará)
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