Juan
Bautista Gette: el maestro de maestros... “Ellos transformaron con su
llegada el lugar... Aquí la aldea donde ayer la tribu; donde la maleza, el
vergel; donde el pajonal, la floresta; donde el caos, el orden y la vida; donde
la nada, el todo; y allá el pincelazo dorado de los trigales, y más allá el
oleaje grávido de espigas donde la pampa, verde llanura proficua y ubérrima y
ni una sola vara de tierra escapando a la rúbrica bendita del arado y una nueva
raza poblando hasta el confín más remoto y un himno al trabajo que tendrá una
estrofa por cada estado, brotando del conjunto sonoro”…
El Schulmeister don Miguel Horn...
Don Miguel Horn nació en Kamenka en la región del Volga un
29 de marzo de 1888, donde pasó su niñez y su juventud, a medida que cursaba su
aprendizaje que lo llevaron a graduarse de maestro, desempeñándose por un breve lapso su tarea de
pedagogo allá en la Colonización Germana del Volga. Hasta que 1909, ya con 21
años resuelve acometer idéntico camino por el cual ya habían transitado muchos
de sus coterráneos en demanda de mejores perspectivas para sus ilusiones e
emigra a la Argentina. Y ya en ésta tierra se contacta con la Embajada Alemana,
la cual y dado su sapiencia, le propone
un puesto en las escuelas alemanas en Buenos Aires. Pero los rehúsa,
alegando que aspiraba afincarse con su gente alemana del Volga en las colonias
/ aldeas del interior.
Así adoptando su privativo albur, se traslada a La Pampa,
luego a Entre Ríos y finalmente se afinca en Santa Trinidad, en donde desempeñó
durante 32 años su profesión de Schulmeister, desde el año 1927 al año 1959.
De la unión con Catalina Dieser, nacieron sus 13 hijos,
uno fallecido en el seminario de Entre Ríos. Y de los restantes: José siguió la
carrera de su padre pues fue Schulmeister en La Pampa; Luis Miguel y Ernesto,
siguieron la carrera militar, el último de los mencionados en aviación,
obteniendo todos altos grados, de la misma manera que luego lo repetirán tres
de sus nietos.
En tanto Rosa se consagró por entero a Dios, convirtiéndose
en la Hermana Rosa (Virgiliana), que posteriormente inscribiría una época
dorada en la escuela Parroquial Santa María y sobre todo como Madre Superiora
en San José.
Otro de sus descendientes Matías, fue sacerdote salesiano.
Y finalmente los demás siguieron diversos rumbos. De sus hijos, sólo María
vivía en Santa Trinidad, los demás residen o residían en la Capital Federal.
Falleció el 3 de septiembre de 1977.
Don Miguel Horn durante su larga trayectoria de maestro,
enseñó varias generaciones que hoy le
recuerdan con respeto y una enorme admiración, porque sostienen que él
los formó cabalmente, impartiéndoles enseñanzas matriculares pero también
cristianas y morales basadas en la convivencia y la tolerancia además de una
disciplina ejemplar que eran méritos que más destacaba a ese culto personaje,
que fue el último representante de una figura tan especial en nuestras colonias
como era el Schulmeister.
En su epitafio declama como era su esencia: “Fue apóstol
de los niños a quienes educó cristianamente y enseñó los conocimientos
elementales, llevándolos durante más de 60 años a la mesa eucaristía. Fue
patriarca de esta comunidad a quien acudían todos en busca de consejos y
consuelos. Fue el cristiano ejemplar a quien hasta los últimos tiempos de su
fructífera vida, vimos llegar con dificultad hasta el templo, para cumplir con
su obligación religiosa”.
José Scheffer Gerk (Ossie)
José
Scheffer Gerk, más conocido por Ossie, había nacido en la gran Colonización
Germana del Volga, el día 16 de septiembre de 1889. Llegó al país conjuntamente
con sus padres radicándose en la Colonia 1 cuando apenas contaba con seis años
de edad.
Ya
desde esa edad fueron evidentes sus dotes naturales para la música,
destacándose en la interpretación de disímiles y múltiples instrumentos.
Idoneidad que gradualmente fue acrisolando hasta alcanzar un fehaciente talento
en el manejo del acordeón a piano, desde el cual hacía germinar las más
primorosas armonías. El reconocido músico Don José fue también compositor de
algunas piezas musicales, que le valió aún más para acrecentar su celebridad,
entre ellas el vals “Para ti Elvira” (dedicado a su hija Elvira) y la milonga
“Un chamuyo en la cortada”, entre otras…
Asimismo
conformó trascendentales conjuntos, las que imprimieron un sello distintivo en
el camino de los anales musicales de los pueblos alemanes. Entre ellas, la más
aquilatada fue la nombrada: “Scheffer-Kaul”, que actuó entre los años 1927 a
1945, y que gozaba del predicamento de la gente por su cadencia. La misma
estuvo constituida por José Scheffer, en acordeón a piano; Jorge Kaul y Andrés
Scheffer, en bandoneón; Clemente Laurent y Bartolo Ballestreli, ambos en violín
y Bartolo Otamendi en batería, que también oficiaba de cantor, sumándose más
tarde Jorge Simon y su hijo Alberto uno y otro en violín.
Don
José estaba casado con Catalina Heit, de cuya unión engendraron 11 hijos: Pedro
casado con Irma Hochnadel; Albino con Cristina Krieger; Luis con Waibach;
Ricardo con Cristina Hollman; Delia con José Corner; Jorgelina con Carlos Grand;
María Ofelia con Lino Herr; Aurelio con Norma Mildenberger; Elvira con Ricardo
Wagner; Irma con Honorio Holzmann y Juan Hilario.
José
Scheffer Gerk falleció el 5 de septiembre de 1970 a los 71 años de edad. Sus
restos mortales reposan en la necrópolis de Santa Trinidad.
Don Juan Hall (h)...
Casado
con Filomena Dumrauf, quedó viudo muy joven, ya que su esposa falleció a la
edad de 44 años. Teniéndose que hacer cargo de la crianza de los niños y
educarlos para formarlos como personas de bien. Sus hijos fueron: José, Rosa,
Pedro, Guillermo, Ricardo, Nora, Juan, Manuel, Ángel y Rubén. Todas personas que
fueron y son muy respetadas en la comunidad.
Para
fraguar un esbozo de la idiosincrasia de Don Juan es menester citar precisas
fuentes verbales que lo rememoran como un hombre honesto y decente, de
insondables concepciones morales y éticas, que lo caracterizaba como una
persona solidaria y extremadamente acreditada en el servicio a su comunidad.
Como
lo rúbrica que allegó a computar con casi una centena de ahijados. Esto
adecuado a su fraternidad con las más familias más humildes. Acotan los abuelos
que “fue uno de los primeros de la Colonia 1 de tener un vehículo, un modelo
Ford T, y que esa eventualidad lo acreditaba solidariamente a trasladar a las
señoras que estaban por dar a luz, al hospital. Bebés que nacían y que
posteriormente se convertían en sus ahijados.
Lo
descomunal de apadrinar tantos ahijados lo prueba el hecho que cuando llegaba
año nuevo, había que preparar en grandes fuentones los regalos que se daba en
el tradicional “wünsche gehe” a los ahijados, mezclaban masitas, caramelos y
demás menesteres habituales, que era costumbre regalar para esa data. Se
comenta que fueron mucho más que cien los ahijados que tenía. Eso dice a las
claras que era una persona trascendente por aquellas épocas. Además de ser muy
solidario, era muy querido en su comunidad por su hombría de bien.
Fue
dueño del almacén que todavía hoy levanta su estructura en una arista
acreditada de Santa Trinidad como es la ubicada entre las avenidas Alemanes del
Volga y Libertad. Allí funcionaba además del almacén y bar, una carnicería, la
estafeta postal y un teléfono público. Todo perfectamente distribuido en ese
enorme edificio, construido al estilo tradicional en forma de “L”, donde estaba
la casa de familia y un enorme salón de fiestas. La cual era usada por
instituciones y entidades de Bien Público para organizar sus festividades y,
sobre todo, por Club San Martín, que al mismo tiempo lo convirtió en su sede
social en los primeros tiempos de su existencia.
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