Cumplir 125 años es un hecho importante, conmovedor, más aún si se trata de una escuela, lugar por donde todos pasamos y dejamos un pedacito de nuestra infancia. Pensar en 125 años nos hace ver la importancia que tiene la escuela como institución, que nació en el mismo año que la Colonia lo que quiere decir que siempre hubo hombres y mujeres que vieron que la educación era el mejor camino hacia el futuro...
Ayer
Estamos convencidos de que una buena escuela es aquella donde se piensa que el disfrute no es malo, donde se cree que no se puede enseñar sino confiamos en los chicos y sino recuperamos la certeza de que tenemos algo para decirle a todos los que vienen...
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Hoy
A una buena escuela es aquella que muestra tesoros, que nos pone en contacto con otro mundo, los del pasado, los del futuro, los de la ciencia, los de la lengua, los de los sueños, y que imaginando otros mundos se acaba por cambiar este también…
Es aquella que ayuda a formar ciudadanos de una sociedad donde la justicia sea el bien público, donde todos tengan iguales derechos, donde haya promesas de futuro, donde la norma tenga una legitimidad bien ganada. Pero por sobre todas las cosas consideramos que una buena escuela debe lograr que un ex alumno o un ex docente -a la vuelta de la vida- pueda expresar que en esa escuela fue feliz…
Ante una nutrida cantidad de comensales hizo uso de la palabra la directora de la Escuela
Lucía Morales quien muy emocionada dijo: “Gracias a todos por estar y compartir con nosotros estos momentos tan importantes”. “Esta es una fiesta de familia”, remarcó. “Una fiesta en la cual todos queremos estar reunidos y que nos hace diferentes”, Gracias por haber venido, disfruten, porque la fiesta no es para nosotros es para todos ustedes. ¡Gracias! Dijo finalmente Lucia Morales…
Entre las notas de adhesión recibidas, fue leída una carta enviada por un ex-alumno a la ex-directora durante 25 años del establecimiento María Clara Schneider que en sus párrafos principales decía:
“Gracias en principio por ser la escuelita de los humildes, por brindarnos tu calor, por enriquecer nuestras vidas, dándonos las primeras herramientas para ser personas de bien. Por un plato de comida calentito, preparado con tanto cariño por cada cocinero que pasó y por aquellos que aún hoy son parte de tu familia”. “Por esos útiles que quizá a veces no teníamos” – seguía diciendo la nota – o simplemente la compañía tan dulce de cada seño… para muchos nuestra segunda mamá. Hoy queremos agradecerte y decirte que estamos orgullosos de haber pasado por tus aulas. Quizá no todos somos profesionales pero de lo que sí doy fe, es que todos somos personas de bien y de corazón”. “Por lo tanto no importa si somos ricos o pobres importa ser buenas personas y eso creo que es tu deber escuelita. Seguir formando buenas personas, con educación y cultura de trabajo”…
Después hizo uso de la palabra la Presidenta del Consejo Escolar: Susana Prevesdomini, que claros conceptos auguró un futuro promisorio para la entidad educativa… También la ocasión sirvió para que el presidente del club anfitrión Claudio Holzman entregue a la escuela una plaqueta recordatoria del acontecimiento… Cerró la ceremonia el padre Antonio Vedelini que bendijo la mesa y los alimentos...
A continuidad entraron los mozos al salón llevando los alimentos y todos pudieron disfrutar la tradicional comida de los alemanes del Volga. Una vez concluido el almuerzo bailaron al son de la música del grupo Energía hasta entrada la noche, todo matizado con café y tortas y buena onda.
Ahora hasta el próximo mes de Octubre en el cual se hará el acto protocolar, será un volver a las raíces donde es bueno ir a buscar en las raíces del nacimiento de esta escuela que, seguramente como otras escuelas rurales de aquella época, nació del sueño, del esfuerzo y del tesón de aquellos inmigrantes que vinieron a hacer la Argentina y la América a fuerza del sacrificio. La historia de este pueblo es esa misma.
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