Hay veces en que, como el Quijote, se tiene la sensación de estar batallando contra molinos de viento. Pero también hay ocasiones en que un gesto o una palabra de aliento o el reconocimiento de alguien, nos ilumina el espíritu y nos demuestra que tanto esfuerzo no fue en vano
En el Día del Escritor, hemos experimentado una profunda alegría al percibir la admiración, el respeto y, por qué no, el aliento, de muchas personas e instituciones que, a través del saludo oral o el envío de bellas tarjetas, nos han embargado el alma de emoción, reconociendo con este gesto nuestra silenciosa y cotidiana labor.
Mensajes tan hondos y halagüeños, iluminan el espíritu y refuerzan las ganas para continuar por la senda trazada, que tiene como única meta y guía, el rescatar y difundir las antiguas tradiciones de los queridos abuelos, los alemanes del Volga.
A todos los que se acordaron de nosotros: ¡Muchas gracias de corazón!
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