Los alemanes del Volga (Wolgadeutsche o Russlanddeutsche) eran alemanes étnicos que vivían en las cercanías del Volga en la región sur europea de Rusia, alrededor de Saratov y al sur, manteniendo el idioma alemán, la cultura alemana, sus tradiciones e iglesias, todas cristianas: católicos, luteranos, protestantes y menonitas. Muchos alemanes del Volga emigraron a Estados Unidos, Canadá, Brasil, Argentina y otros países a finales del siglo XIX y principios del siglo XX. Sobre el final del siglo XX, muchos de los que aún quedaban allí emigraron a Alemania.
Comenzaron a emigrar desde 1763...
especialmente de las zonas de Hesse, el Palatinado y Baviera hacia Rusia, aceptando una invitación de la emperatriz Catalina II de Rusia de afincarse en las tierras del bajo Volga. Allí fundaron en 1764 la primera aldea (Dobrinka) a la que llegaron cinco años más tarde un centenar, totalizando cerca de 30.000 habitantes en esa primera colonización. La inmigración alemana a esta zona se mantuvo relativamente constante durante casi 100 años, aunque sobre el último período varios se asentaron en las tierras de Odessa, en la zona del Mar Negro, en respuesta a otro edicto que invitaba a colonizar especialmente a alemanes, pero esta vez de parte del Zar Alejandro I de Rusia, nieto de Catalina.
Las profesiones de los alemanes asentados en el Volga...
eran muy diversas, ya que varios de ellos eran farmacéuticos, médicos, abogados, ingenieros, profesores, como así también zapateros, herreros, panaderos, demás artesanos y una mayoría de agricultores que buscaban un lugar de paz para vivir, ya que Alemania estaba padeciendo el largo sufrimiento de la Guerra de los Treinta Años. Sin embargo, al llegar a Rusia fueron obligados a confinarse por completo a las actividades del campo, y sólo unos pocos pudieron dedicarse a su profesión o a vivir de lo que habían estudiado tal como lo deseaban, al mismo tiempo que se les impedía la salida del territorio y debieron jurar fidelidad a su majestad imperial.
De esta manera, los alemanes entendieron que sólo vivirían para trabajar...
y durante varias generaciones los ancianos murieron sin haber conocido el esparcimiento. Confiaron en que si lograban llevar una vida sumamente austera y podían cumplir con todas las privaciones que se imponían, sus hijos podrían gozar de una mejor condición, lo que les permitiría hacer valer sus derechos.
El riguroso abocamiento al trabajo por parte de los alemanes y su intransigente sentido del deber, hicieron que ni ellos ni sus descendientes se permitieran la ociosidad, como tampoco gozar de comodidades que se basaran en acortar las jornadas de trabajo, y durante muchos años se habían prohibido la celebración de fiestas, con excepción de los ritos religiosos que eran cumplidos con suma adhesión por toda la comunidad.
Como consecuencia de eso, al cumplirse el primer siglo de la colonización alemana...
en el Volga, las espigas de trigo cubrían una superficie mayor a la de la Suiza actual, y los alemanes del Volga se convirtieron en importantes terratenientes. No obstante, nunca tercerizaron las tareas rurales, y de esta manera las familias que se encontraban en mejor posición económica continuaron trabajando sus campos para poder enviar a sus hijos a estudiar a universidades de Alemania. Una vez recibidos, a muchos les era prohibido ingresar de nuevo a Rusia para ver a sus padres y tomar contacto con sus seres más directos, por lo que varias familias se desesperanzaron y creyeron que ya nada podían hacer.
La eficiencia que lograron durante todos sus propios gobiernos...
la adhesión total al trabajo, y los contratos de radicación y colonización favorecieron el desarrollo de las colonias y ciudades. A los descendientes de los primeros pobladores les aseguraban quedar exceptuados "eternamente" de la mayoría de las obligaciones que tenían los propios habitantes de Rusia, incluida la de prestar servicio militar. La alta tasa de natalidad junto con la continua inmigración, multiplicó notablemente la población alemana en el Volga, al punto que entre 1838 y 1880 sólo la cantidad de aldeas alemanas que se encontraban circundantes al río ascendía a 583.
Conservaron con extrema rigurosidad el idioma alemán y el cúmulo de tradiciones...
heredadas de sus familias y maestros, y no se daban casamientos mixtos entre rusos y alemanes. De esta manera, mantuvieron intacto el legado antropológico y cultural de sus ancestros.
FOTO: Más de quinientas aldeas fundaron en el Volga
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