El año fue bueno para que el que así lo manifiesta, si durante la vida le deparó felicidad, fortuna, éxito, lo que fuere que buscó o deseó. O, también, si la mirada que le brinda a la vida es optimista y no pretende mucho más allá de lo que logró. Claro, en esta circunstancia como en otras, impera la filosofía del “vaso medio lleno o medio vacío...” Todo es según el color del cristal con que se mire.
Siempre en esa consideración de los hechos, el año fue regular o malo para quien lo analiza si no alcanzó objetivos o propósitos buscados, si el destino lo castigó de una o de otra manera, si la paz, la felicidad, u otros anhelos le fueron esquivos. De todos modos, según sea una u otra la circunstancia, todo año que concluye parece propicio para un “barajar y dar de nuevo”.
Cada año parece recomenzar la vida, aunque no es así y todos lo sabemos, pero dentro de cada uno parece anidar una esperanza nueva.
Por eso, mirando atrás en el deshojado almanaque, todo hecho pareciera quedar sepultado en el tiempo de lo que fue, y el nuevo, a estrenar, nos ofrece las posibilidades vírgenes del proyecto que vendrá, de lo que puede ser, de lo que queremos y esperamos que sea.
Porque lo cierto es que todo depende de nosotros y nada más que de nosotros. Es verdad que nunca falta en quien confiar ni en quien apoyarse: la familia, los amigos más queridos.
Es decir que, afortunadamente es mucho contar con su apoyo. De ahí la necesidad de que en un momento como éste, tan propicio a la meditación, lo hagamos con pleno optimismo, pensando que tenemos por delante una vida nueva, que somos capaces de emprenderla o de continuarla disponiendo de todas nuestra energías, nuestra buena fe y nuestra confianza para lograrlo.
Cada año es una puerta grande que se abre a la fe, a la confianza, a esa esperanza renovada a que hacíamos alusión.
¿Para qué, en esta hora de los brindis, revolver en lo que pudo ser y no fue, en lo que quisimos y no alcanzamos, en algún sueño que quedó trunco...?. Antes bien abramos el corazón y el espíritu a otra ilusión nueva y creamos en ella con el afán de que se cumpla.
Ese es nuestro mejor deseo para todos: el de que los sueños de cada uno se vean cumplidos.
Queremos dejar para el 2012 un mensaje optimista para nuestra etnia y su gente, a quienes apreciamos profundamente, porque... “siempre sale el sol, después de la tormenta”.
Muchas felicidades para todos.
Y como en los buenos viejos tiempos le hacemos llegar nuestro “Wunsche”, cuando de chicos le deseamos primero a los padres, le seguían los abuelos, después los padrinos, los familiares y los amigos íntimos de los padres y volvíamos con el “pañuelito” lleno de golosinas y dinero para que pudiéramos realizar nuestros sueños, que eran simples, como simple era nuestra vida:
“Vater und Mutter ich Wünsche euch Glückseeliges Neuesjhar, langes Leben und Gesundkeit; Frieden und Einigkeit und nach eurem Tod die Ewige Glückseeligkeit”
(Papá y Mamá, yo les deseo un feliz año nuevo. Larga vida y salud, paz y unión y después de vuestra muerte la eterna felicidad”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario