Tigre…
Después de haber bailado y dormido al compás de una música quinceañera, desayunamos y partimos de ese mágico lugar para adentrarnos en otro: el Delta del Tigre, lugar maravilloso que nos recibió para nuestro deleite y frescura. La localidad de Tigre está a 33 kilómetros de la Ciudad de Buenos Aires, y a 96 kilómetros de la ciudad de La Plata, capital de la provincia de Buenos Aires.
En el Delta del Tigre visitamos: La Estación Fluvial Tigre, ubicada sobre el río Tigre, a corta distancia de su desembocadura en el río Lujan. El Puerto de Frutos donde en el mercado se pueden comprar artesanías de mimbre y frutas de las islas, etc. etc. El Casino Trilenium y el Parque de la Costa un parque de diversiones inaugurado en 1997. En Catamarán paseamos por el delta con salida del Puerto de Frutos (Tigre) donde recorrimos el Río Luján, Carapachay, Angostura, Espera y Sarmiento. Es una de las formas más seguras de recorrer el Delta. Desde hace más de 35 años, catamaranes ofrecen estos paseos que son Ideales para quienes, además de navegar el río, deleitarse con una vista a ambos márgenes de unas edificaciones tanto antiguas como nuevas. Imperdible para los excursionistas.
Llegar hasta la Estación Fluvial ya es haber comenzado el paseo. Las calles alrededor del puerto es una de las más hermosas que tiene Tigre. Allí, Como siempre estuvieron Osvaldo con Gisella que habían organizado todo para mostrarnos uno de los típicos paseos que se realizan todos los días del año a bordo de alguno de los catamaranes que conforman la flota. Según nos cuenta la guía, nuestro delta es el tercero del mundo en extensión, detrás de los famosos deltas del río Nilo (en África) y del Amazonas (en el norte de Latinoamérica). Sin embargo, sus 27 mil kilómetros cuadrados fueron relativamente poco explotados. Su flora más sobresaliente se ubica en la sección de Tigre y está compuesta por álamos, ceibos, juncos, mimbres, cañas y sauces, de los cuales se extrae madera. También las frutas son protagonistas. Hay cítricos como naranjas, mandarinas y pomelos, pero también es posible observar a los isleños transportar cajones de peras y manzanas de las islas, que son comercializados en el Puerto de Frutos. |
Durante la primavera, florecen azaleas, madreselvas, hortensias, glicinas y orquídeas para deleite de la vista y el olfato de los turistas que se acercan al río durante esta estación.
La fauna es una de las más variadas que se encuentran a pocos kilómetros de la gigante ciudad de Buenos Aires. Si bien el yaguareté -que ha sido el felino que le dio el nombre de “Tigre” al lugar- se ha extinguido, hoy es posible encontrar en las islas del delta gran cantidad de nutrias, carpinchos, aves y peces, entre los que se destacan el pejerrey en invierno, y el dorado y el surubí durante la temporada de verano.
El río se encontraba planchado: “calma chicha” le dicen cuando esto sucede. Su opuesto es la sudestada. Y en el delta, sudestada no es sólo una palabra. Es una forma de vida. Son códigos y vivencias de hombres comunes que si hay algo que tienen en común es que el río crece. Y cuando esto sucede ellos deben retroceder ¿Pero cómo se le explica todo esto a un turista? |
Además de paisajes, hubo distintas vivencias. Embarcaciones de diversas formas y tamaños se fueron sucediendo durante todo nuestro recorrido. Desde los más lujosos yates y veleros, hasta los distintos servicios que en forma regular abastecen las distintas necesidades del delta: lanchas colectivo que llevan gente, la lancha almacenera que provee mercaderías a los isleños, las lanchas madereras que recolectan la producción de la zona y muchas otras, además de pequeñas canoas y botes de pescadores que navegan por todo el entramado de arroyos, ríos y canales. Los muelles de distintos colores de cada una de las casas también despertaron las miradas de todos. |
Siguiendo el río Sarmiento, y con casi cuarenta minutos de navegación, comenzamos a observar una particular construcción de cristal que alberga en su interior una antigua casa de madera. Mientras nos acercábamos, la mayoría de los que estábamos en el catamarán, comenzamos a realizar todo tipo de conjeturas acerca de qué era eso, hasta que la guía explicó que se trataba del Museo Sarmiento, donde además funciona una biblioteca. La casa fue, por decisión de la Municipalidad de Tigre, protegida con un blindex transparente que impide que el paso del tiempo y las inclemencias climáticas la deterioren. Se la puede visitar todos los días del año, pero sólo se puede llegar mediante una embarcación. |
Las fotos de rigor se fueron sucediendo mientras el marino de la embarcación comenzaba a girar el rumbo del catamarán. El sol se iba yendo lentamente y ya era hora de volver a puerto. Ahora había tiempo para el relax. La tarde nos encontró volviendo. El sol dentro de las islas es un espectáculo imperdible. Los más de cien Adultos Mayores turistas que estábamos a bordo del catamarán no podíamos creer que íbamos a encontrar un lugar paradisíaco. |
Desde ahora, el delta, sus islas y su gente quedaron en la memoria de los visitantes como uno de los lugares más bellos que tiene Argentina. “Es cuando el río sopla y el viento escribe en sus aguas….”.
Epílogo…
Ya estamos de regreso en nuestra casa. Queremos agradecer el buen trabajo de los tutores que nos han acompañado. Nos parecieron personas muy amables y agradables, a pesar de la enorme responsabilidad hicieron todo lo posible para crear un buen ambiente, la verdad que nos hicieron sentir de maravilla y nos explicaron bien todas la excursiones en todos los sitios visitados, aparte nos ayudaron en todo lo que necesitábamos, nuestra experiencia con los amigos es bastante positiva nos alegramos mucho de haberlos tenido como guías. En líneas generales estábamos en buenas manos…
Ya hemos llegado del país de la magia y la verdad es que ha sido maravilloso, mucho mejor de lo que esperado. Antes de nada quisiéramos agradecer a todos los que hicieron posible este viaje, vuestra ayuda, vuestros consejos... y dar las ‘gracias’ especialmente a todo el los que componen el magnífico equipo de Adultos Mayores por hacernos pasar una maravillosa estancia.
Nos traemos unos recuerdos y unos momentos vividos inolvidables.
Responsabilidad… Como entre nosotros viajaban varias personas con problemas de salud, nada grave, pero que se le hacía agotador tanto despliegue, tenemos que resaltar la responsabilidad y abnegación de la Coordinadora Sonia pues se quedó acompañando a esas personas, y no pudo disfrutar del paseo tanto como la mayoría lo disfrutamos.
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