Municipalidad de Coronel Suarez

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Cooperativa Electrica

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jueves, 20 de octubre de 2011

No te sientas vencido ni aún vencido... No temamos caer. Temamos no querer levantarnos...


 
El fracaso en el intento de lograr algo es mejor –a pesar de sus posibles trágicas y dolorosas consecuencias-, que pasar la vida durmiendo, al mejor estilo del pequeño burgués, considerando que todo lo excelso, grande, noble y hermoso, veraz y peligroso, es absurdo y exagerado.
(Peter Van der Meer)

Hay personas que jamás pierden un combate... ¡porque jamás luchan! Y no hay peor derrota que ésa. Es preferible caer, peleando, que pasar la vida algodonado entre tibias seguridades que, aparentemente, traen paz a nuestros días, pero que, en rigor de verdad, nos llevan al pozo más hondo.

Si –como dice la Escritura- el justo cae siete veces por día, queriendo mostrarnos con esta imagen, que nadie, ni aun el mejor, es infalible, ¡qué será de los que no somos tan justos o buenos! Es verdad que hay que intentar no caer; es verdad que tenemos que ser prudentes y precavidos, no jugar con fuego, no ser temerarios ni poner a prueba nuestras fuerzas... ¡o nuestra debilidades! Pero no podemos vivir con un chaleco de fuerza ni con andadores. Hay que jugar el partido de la vida. Tenemos que aprender a ser libres, en la aventura y el riesgo de la inseguridad que nos rodea.

El problema no es caer, sino no querer levantarnos. Creer que no podremos. Pensar que es imposible, cuando en realidad, no quiero o no he puesto en juego todos los resorte para salir del paso... y del pozo.

Como dice Van der Meer, es penoso fracasar y padecer sus dolorosas consecuencias. Pero... “pasar la vida durmiendo” es lejos más terrible y sus consecuencias son lejos más nefastas. Es pasar la vida “muriendo” y, si un poco de reposo es saludable y reparador, el sentido que aquí damos a “dormir”, no es precisamente el de un reparador descanso nocturno, sin el de vivir aletargado, inmerso en la falsa seguridad que me da el no pensar, el no moverme, el no jugarme por nada ni por nadie..., “al menor estilo burgués”, conformista, sin iniciativas, achatado y sin vuelos altos, con miedo a todo, sin verdaderos sueños, sin grandeza, incapaces de comprender la grandeza de otros.

Para este gremio, “todo lo excelso, grande, noble y hermoso, veraz y peligroso, es absurdo y exagerado”. Jamás entenderán a un santo, un héroe, un profeta o un poeta. Apostarán a lo que se hizo siempre, a lo establecido, a lo fácil, a lo que está al alcance de la mano, sin tender brazos largos hacia lo alto, en un intento de quedarse con el cielo.


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