Dulce aroma
Todavía puedo sentir a veces el aroma que envolvía mis días de infancia. Basta pensar un poco para experimentar la sensación, a través de los perfumes, de las distintas estaciones del año mientras crecía.
Recuerdo a partir de que estaba en el colegio cuando mi madre me llevaba caminando por las calles del barrio hasta el colegio de monjas donde inicié mis pasos. Después comencé a ir a la escuela pública y puedo "oler" cada cosa que me pasó y que viví, por ejemplo siento el aroma de las tortugas con dulce de membrillo y las bananas en el portafolios de cuero mientras esperaban la hora del recreo, la sensación de los primeros enamoramientos y las primeras frustraciones.
No debo dejar de mencionar mi primer beso en una parada de ómnibus alrededor de las seis de la tarde de un día soleado cuando acompañé a "mi primer amor". Tantas cosas quedan en la mente de una persona...Quizá a alguien le pase lo mismo que a mí, a través de los aromas.
Pero como todas las cosas tienen algo de dolor, también recuerdo la muerte de mis seres queridos a través de estas sensaciones, sobretodo recuerdo la muerte de mis padres, esos seres entrañables que tanto me dio y que tanto me sigue dando aún después de tantos años de su muerte. Un recuerdo grande a través de estas líneas para él, y el mayor de los abrazos a mi esposa a quien a Dios gracias puedo disfrutar diariamente.
Atilio
<<<<<<<<<<Recuerdo mi infancia llena de experiencias...
Alegres, tristes, frustrantes, satisfactorias, emocionantes, ilusionantes… de todo tipo
Echo la vista atrás y mi infancia me encanta. Me gusta tanto mi infancia como me gusta mi vida adulta… Lo que siempre he valorado y me ha dado una punzada dulcísima de felicidad es que con los años aumenta mi libertad…
Con cinco podía comer cosas que con dos no, con 10 podía andar en bici sin rueditas, con 14 me iba con colegas a hacer fiestas, con 16… No sigamos con detalles pero las posibilidades crecen y crecen…
Por otro lado, si algo debo añadir a mi época adulta, algo que no tenía en mi infancia era la conciencia de la muerte como algo real, el saber que estoy de prestado por aquí. Esa ansiedad existencial no la tenía de pequeña…
Quizá es eso lo que la gente describe como felicidad, la no existencia de esa ansiedad que se filtra por las grietas (¿o las crea?), y que pesa, unas veces, o renueva, otras.
Joanna
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Sigo los pasos…
Y vericuetos de las imágenes de mi infancia eternizada en mi colonia, con campos desplegados al viento fatuo, de la historia dibujada a lápices de colores ahogándose en los cuadernos duros de mi infancia bolsones de cuero, el delantal y sus bolsillos perdidos de avellanas y restos de migas el chicle pegado debajo del asiento y las manos ateridas del frío de todos esos inviernos, azules y rojas, escondidas en el hueco del banco de madera tatuado de recuerdos…
Tanto niño, tanto, tanto niño envejecidos de nostalgias, pensando en lo improbable de la aventura cruzar el océano en esas barquitos frágiles con nombres de mascotas felices…
Mis abuelos observándonos para siempre desde calles y autos que nunca naufragan en mares azules salpicados de tiza blanca pizarrones negros adheridos al alma y aquí, yo, recordando, no sé por qué con el corazón mirando hacia adentro…
Alicia
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Protagonista
Mientras leía en el blog de Héctor invitándonos a hacer comentarios sobre nuestra infancia y nuestra vida, me di cuenta como corre el tiempo, como los estados de ánimo son un sube y baja, y que durante el viaje, hubo gente que me anticipaba como iba a terminar este corto en mi vida, en esta prolongada filmación de partes que parecen ser escritas por diferentes guionistas…
Pero en realidad… Uno es el protagonista, otras veces además escritor y otras solo un mal actor siguiendo un papel aun peor! Y en este aceptar la realidad tal cual es e intentar ser feliz con lo que uno es, haciendo balance a la hora de inventarios quiero agradecer a la vida por todo lo que me ha dado, a vos que estas ahí, esperando mis comentarios, quiero agradecerte a ti, por estar siempre a mi lado, a vos que no te conozco pero me mostraste el camino a Adán por contarme las vidas que jamás viviré a aquellos puertos donde mi barco atraqué y donde un amor inconcluso, atrás dejé…
Gracias al destino que no siempre juega sucio, al azar, que me regaló cruzar la orilla hasta el URUGUAY! gracias a mi que no termine dándome por vencido ni aun vencido, a todos los que construyen día a día nuestro camino… simplemente gracias.
J.S.
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