Este es un pequeño trabajo, tal vez un intento en el que me he abocado al estudio del Schottisch, tanto en su danza como en su aspecto musical. Mi interés parte a raíz de que escucho por primera vez esta música que por su forma instrumental, la reconozco como europea. A partir de allí, comienza mi búsqueda acerca de su procedencia.
Los orígenes de esta danza son confusos, dadas las distintas interpretaciones que se infieren a través de la biografía existente y de la tradición oral.
Al aproximarme al tema, una primera información habla de su origen escocés, dado que la palabra Scottis, significa escocés en inglés. Por otra parte, el Diccionario de la Música de Michel Brenet, dice entre otras cosas: “... escríbese también con ortografía alemana Scottisch. Baile a dos tiempo de movimiento moderado, transformación de la antigua escocesa...”.
También Curt Sach en su libro Historia Universal de la Danza, dice: “...en el transcurso del siglo XIX, los franceses crearon el vals frances de saltillo, los americanos por su parte desarrollaron el lento y deslizado Boston, cuyo origen es también el vals, y que llegó a Europa recién hacia 1874. Hasta los mismos alemanes aceptaban algunas variantes incluyendo el Schottisch y el vals de dos pasos. El Schottisch, se originó de la inclusión de vueltas al modo del vals en la Ecossaise. Después de la desaparición de ésta última, el Schottisch siguió viviendo como vals”.
A raíz de toda esta información y a través del Instituto Goethe, me conecto con el Sr. Geraldo Preisz, de la localidad de San Martín, descendiente de los alemanes del Volga, quien me refiere que el Schottisch es de origen alemán y que según el historiador Héctor Maier Schwerdt, lo han introducido a la Argentina los alemanes del Volga, a través de varias generaciones.
Me pregunto por qué alemanes del Volga?
Es así como encuentro una rica e interesante historia que trataré sucintamente de contarle a Uds.
En el año 1762, a la muerte del Zar Pedro III, asume al trono de Rusia, su esposa Catalina II, de origen alemán. Una de sus primeras estrategias, fue poblar las zonas rurales de su nuevo país, para lo cual el 22 de julio de 1763, publica un segundo manifiesto, ya que el primero no había tenido el resultado esperado, llamando a los agricultores europeos para que se radicaran en las estepas rusas que abarcaban unos 45.000 km2.
El pueblo alemán responde al llamado de Catalina por diversas razones. Entre ellas y tal vez la de mayor peso, es la guerra de los Siete Años (1756-63) entre Alemania, Inglaterra, Francia, Prusia, Austria, España, Suecia y la India, que trajo como consecuencia el debilitamiento de las fuerzas morales y físicas de sus habitantes.
Era un momento en que casi toda Europa estaba movilizada por guerras y grandes grupos emigraban de sus tierras en busca de paz y un mejor futuro. Además otras razones de índole política, económica, de intolerancia entre sectas, pactos entre las casas reinantes de Europa, hambre y miseria, determinaron el alejamiento del suelo natal de importantes grupos humanos.
El vasto territorio que Catalina ofrecía para poblar era las márgenes del Río Volga, en una superficie de 70.200 km2. Este río, el mayor de Europa tiene 3.700 Km. de largo. Sus fuentes se encuentran en la meseta de Valdai, probablemente en el arroyo de Volguino . Verjovie. Los fineses antiguos habitantes del país, le dieron el nombre de Volga al arroyo citado. Por lo tanto el Volga nace al N.O. de Rusia, recorre el Este hasta Kasan y de allí hasta el Sur, desembocando en el Mar Caspio. Los rusos lo laman “La Matuschka” que significa “La Abuelita”.
Hacia allá se dirigieron los alemanes.
Esto no fue sencillo, ya que debieron soportar penurias y los sufrimientos iniciales fueron tremendos. A las difíciles condiciones geográficas, las inclemencias del climáticas, se sumaron las angustias, el dolor de perder a sus seres queridos que fueron enterrando en el camino. De las 30.000 personas que habían iniciado el éxodo desde Alemania, a destino llegaron 27.000, sobreviviendo apenas 23.000 al cabo de la primera década y la decepción de sentirse engañados por el gobierno de Catalina la Grande, quien no había cumplido con sus promesas, ya que al pisar suelo ruso, se encontraron con una llanura sin vegetación, no había valles, no había lomada, ante sus ojos se extendía una estepa de matas bajas. Este era el suelo que les ofrecía Catalina, a la que tuvieron que prestar juramente de fidelidad en Lomovosov, primer destino importante dentro de los dominios rusos y donde les hace saber que todos sin excepción deberán dedicarse a la colonización de las zonas rurales del Volga, como agricultores.
El pueblo alemán emigrado a Rusia, no estaba preparado para afrontar la terrible crudeza del frío, la hostilidad permanente de las tribus salvajes, la carencia total del material para sus casas, nada les fue dado a pesar de lo pactado, con los emisarios de la corona rusa, pero ya no podían retroceder.
A pesar de esto el edicto de Catalina contenía punto que “beneficiaban” al pueblo alemán; la conservación de la lengua, la religión, la exención de impuestos, no al servicio militar obligatorio que en Rusia duraba de 5 a 7 años y lo más importante, la posesión de las tierras asignadas lo serían a “perpetuidad” transmitidas por herencia de padres a hijos, sin llegar a ser propiedad individual de nadie, sino un bien común de cada familia.
En estas condiciones, adaptándose y mejorando en su forma de vida, permanecieron durante más de 100 años.
A la muerte de Catalina, acaecida en 1796, le sucede su hijo Pedro I hasta 1801, luego Alejandro I hasta 1855 y en esa fecha lo sucede Alejandro II, quien en 1863 comunica a los alemanes del Volga la caducidad de todas las prerrogativas enunciadas en el manifiesto de la Emperatriz Catalina, ya que a “perpetuidad”, significaba sólo 100 años.
1 comentario:
Realmente fué asi, no puedo dejar de pensar lo que sufrieron todas estas familias y lo que han luchado primero por sobrevivir, luego permanecer y a pesar de todo seguir adelante. No somos de aqui ni de alla en definitiva sirvieron para trabajar en tierras donde no habian nacido.- Pero el espiritu y la grandeza no pudieron derrotar. Gracias.
Maria Cristina Kaiser Bohn
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