Mi visita al Pueblo de Santa María
Este Marzo tuve la suerte de visitar el Pueblo de Santa María para recoger datos para mis tesis de doctorado. Vivo en Alemania desde 12 anos y siempre me fijaba en los Alemanes del Volga acá, porque ya en el colegio había grupos de jóvenes que hablaban Ruso y se apartaban de los alemanes en la escuela. Decía que eran „Rusos, pero me daba cuenta que no eran como los Rusos que conocía de Rusia. Quería entender quienes eran realmente, pero nadie me lo sabía explicar. Más tarde en la universidad estudié la historia de los Alemanes del Volga y al acabar mi carrera de filología hispánica decidí hacer mi doctorado sobre el tema de la situación lingüística de los Alemanes del Volga en la Argentina.
Empecé leyendo sobre el tema y busque contacto con miembros de la comunidad por Internet. Solo después de dos años de trabajo constante fue posible viajar a la Argentina para hacer entrevistas y repartir cuestionarios. Antes de llegar a Santa María visité varias aldeas en Entre Ríos, dónde la gente se mostró muy amable y solidaria. Siempre había alguien acompañándome y ayudándome con mi estudio.
También en Santa María la gente me complació y no solo me abrió las puertas de sus casas y sus pensamientos en cuanto a la cultura de los Alemanes del Volga, sino también sus corazones. Fue muy emocionante hablar tanto con jóvenes de las escuelas secundarias del pueblo, como con personas mayores. En la amable compañía de Hector Maier Schwert no tuve ningún problema entrar en contacto con los entrevistados.
También tuve la posibilidad de compartir mis puntos de vista en dos charlas que dí en las escuelas secundarías y en la programa de Radio del pueblo. Lamentablemente solo tenía una semana en Santa María y no pude hablar con todos con los que me hubiera gustado hablar. Igual agradezco el interés de todos en el pueblo quien me ofreció su tiempo y me abrió sus pensamientos.
Fue una experiencia excepcional charlar con gente de edades tan diferentes y con puntas de vista tan diferentes a las que conocía antes. Me hice cuestionar mis propios valores y mi forma de ver el mundo. Además me sorprendió el hecho de que la gente también se interesaba mucho por mi forma de pensar y ver las cosas, la que en algunos casos incluso fue modificando a esa gente. Así que fue un intercambio enriquecedor por ambas partes que me alegre mucho.
Espero poder volver pronto y hablar con la gente con la que no pude hablar esta vez, y volver a ver a la gente que ya conocí y los que guardo en mi corazón para siempre.
Muchas gracias Santa María por haberme recibido y haberme dado la posibilidad de conocer su forma de vivir y de pensar.
Anna Ladilova
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