“Aquellos espirituales Reyes Magos, trepados cómodamente en sus lindos camellos que con paso elástico y un vaivén de mecedora hacían crujir la rubia arena del desierto que hace 2000 mil años, que vienen de la luz del día. Su periplo es eterno, porque eterna será su presencia en los sueños de millones de niños”…
En el
Evangelio de Mateo se cuenta que "Nacido Jesús en Belén de Judea, en
tiempo del rey Herodes, unos magos que venían del Oriente se presentaron en
Jerusalén, diciendo: «¿Dónde está el Rey de los judíos que ha nacido? Pues
vimos su estrella en el Oriente y hemos venido a adorarle.»
En
oyéndolo, el rey Herodes se sobresaltó y con él toda Jerusalén. Convocó a todos
los sumos sacerdotes y escribas del pueblo, y por ellos se estuvo informando
del lugar donde había de nacer el Cristo. Ellos le dijeron: «En Belén de Judea,
porque así está escrito por medio del profeta: Y tú, Belén, tierra de Judá, no
eres, no, la menor entre los principales clanes de Judá; porque de ti saldrá un
caudillo que apacentará a mi pueblo Israel.» Entonces Herodes llamó aparte a
los magos y por sus datos precisó el tiempo de la aparición de la estrella.
Después, enviándolos a Belén, les dijo: «Id e indagad cuidadosamente sobre ese
niño; y cuando le encontréis, comunicádmelo, para ir también yo a adorarle.»
Ellos, después de oír al rey, se pusieron en camino, y he aquí que la estrella
que habían visto en el Oriente iba delante de ellos, hasta que llegó y se
detuvo encima del lugar donde estaba el niño. Al ver la estrella se llenaron de
inmensa alegría. Entraron en la casa; vieron al niño con María su madre y,
postrándose, le adoraron; abrieron luego sus cofres y le ofrecieron dones de
oro, incienso y mirra. Y, avisados en sueños que no volvieran donde Herodes, se
retiraron a su país por otro camino." (Mt 2, 1-12).
Al leer
esto solo se sabe que los magos eran varios, no sabemos él número, y que
adoraron al niño Jesús ofreciéndole presentes y luego de un sueño se volvieron
a su patria. ¿Cómo entonces pasaron de magos a reyes?, ¿magos de qué?, ¿reyes
de donde y por qué?. En el texto de Mateo no se responde a nada de ello,
tampoco en el resto del Nuevo Testamento.
En un
principio su número era indeterminado. Las representaciones artísticas son las
que le fueron dando su actual número y apariencia. En el siglo III se los
representaba como dos, en las catacumbas romanas hasta el siglo IV aparecían
dos o cuatro magos, según los casos; la media docena tampoco faltó en algunas
pinturas. En la iglesia siria y armenia se defendió la docena de magos puesto
que, según ellas, los magos prefiguraban los doce apóstoles y representaban a
cada una de las tribus de Israel. Para la iglesia copta (de Egipto) eran
sesenta y citaban los nombres de más de una docena de ellos. Finalmente en el
primer cuarto del siglo III, el citado Orígenes afirmo que los magos habían
sido solo tres, después de todo Mateo solo sita tres presentes. En el siglo IV,
de modo progresivo, comenzó a prevalecer el número de tres.
Durante
los dos primeros siglos solo fueron magos, el "reyes magos" vendría
después. Como la práctica de la magia estaba prohibida por los textos bíblicos
y el concepto de magos adquirió rápidamente un significado peyorativo, no se
consideró edificante que sujetos de tan dudosa reputación deambulasen por el
portal de Belén. Ya en el siglo III, esta imagen fue abolida por el teólogo
Quinto Tertuliano (c. 160-220), que fue el primero en denominarlos reyes, él
dijo "se ha sostenido que los Magos eran reyes de Oriente". Nadie
había sostenido tal cosa antes de él, pero eso era un detalle sin importancia
para un cristiano consiente de su deber.
Sus
nombres no aparecieron sino hasta el siglo VI. Aparecen en un mosaico bizantino
del 520 aproximadamente localizado en Ravena, Italia. En el figura una leyenda
sobre los tres magos que dice "+SCS BALTHASSAR +SCS MELCHIOR + SCS
GASPAR", eso es, sagradísimos o veneradísimos Baltasar, Melchor y Gaspar.
El primero es Baltasar, de 30-40 años, con barba oscura, lleva en sus manos un
recipiente para mirra; Melchor, como de 20-25 años y sin barba, transporta una
bandeja para incienso; y Gaspar de más de 50 años, con pelo y barba largos y blancos,
presenta una canasta con oro. Todos son blancos, ninguno se ha convertido en
negro.
Otra
descripción de los Reyes Magos da el erudito teólogo anglosajón Beda el
Venerable (675-735) dice así: "El primero de los magos fue Melchor, un
anciano de larga cabellera blanca y luenga barba (...) fue él quien ofreció el
oro, símbolo de la realeza divina. El segundo, llamado Gaspar, joven, imberbe,
de tez blanca y rosada, honro a Jesús ofreciéndole el incienso, símbolo de la
divinidad. El tercero llamado Baltasar, de tez morena" (no negro)",
testimonio ofreciéndole mirra, que significaba que el Hijo del hombre debía
morir."
Los tres
nombres que se les asigno son tan arbitrarios y ficticios como los que se les
dio en otra parte del orbe cristiano: Apellicon, Amerim y Serakin entre los
griegos; Kagpha, Badalilma y Badadakharida en Siria; Ator, Sater y Paratoras en
Etiopía, etc..
Sus
supuestas edades no fueron menos irreales y cambiaban substancialmente en
función de los gustos particulares de cada artista que los representaba.
Finalmente, en el siglo XV, Petrus de Natalibus fijó que Melchor tenia sesenta
años, Gaspar cuarenta y Baltasar veinte.
Baltasar
no fue negro hasta el siglo XVI. En este siglo las nuevas necesidades
ecuménicas de la Iglesia católica llevaron a implantar un simbolismo inédito,
identificando a los tres magos con los tres hijos de Noé (Sem, Cam y Jafet)
que, según el Antiguo Testamento, representaban las tres partes del mundo y las
tres razas humanas que lo poblaban, según se creía en esos días.
De este
modo, Melchor, el anciano de cabello y barba canosa, pasó a simbolizar a los
herederos de Jafet, eso es a los europeos, y ofreció al Niño divino el noble
oro; Gaspar, rubio y lampiño, representaría a los semitas de Asia y su don era
el preciado incienso; Baltasar, negro y barbado, personificaría a los hijos de
Cam, los africanos, participando de la adoración universal con su entrega de
mirra. Los americanos o los chinos y japoneses, hubo que ignorarlos porque no
se podían inventar nuevos reyes y menos inventarles nuevos hijos a Noé. El
único intento fue el de una pintura portuguesa en la cual se remplazaba al rey
negro Baltasar por un jefe indio amazónico.
El
festejo de los reyes magos no se conmemoro sino hasta el siglo V en Occidente.
Se eligió el día 6 de enero para conmemorar la Epifanía, la manifestación de
Jesús al mundo a través de los reyes magos, su bautizo en el Jordán y el
milagro de las bodas de Canaan.
La
tradición de los Reyes Magos como generosos proveedores de juguetes y regalos a
los niños es relativamente reciente y solo fue adoptada por algunos países
latinos. Los reyes no comenzaron a traer juguetes a los niños hasta mediados
del siglo XIX, con anterioridad sus regalos se limitaban a cosas relacionadas
con la vida cotidiana. Gaspar era el encargado de repartir golosinas, miel y
frutos fresco; Melchor tendía más a lo práctico y su fuerte eran la ropa o
zapatos; Baltasar jugaba el peor papel al tener que ocuparse de castigar a los
niños traviesos dejándoles carbón o leña por todo regalo, símbolo del
pensamiento racista.
Para
poder llevar a cabo su labor con justicia los reyes magos disponían de la ayuda
de unos duendes que espiaban a los niños y les contaban a sus jefes hasta los
más mínimos detalles de su comportamiento. La costumbre exige a los niños a
poner los zapatos limpios la noche de Reyes para recibir junto a ellos, durante
la madrugada, los regalos de los magos. Y también tienen que dejarle paja o
pasto y agua para los camellos.
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