De la mano de Juan Hippener y su increíble grupo de trabajo todo
salió tal como estaba previsto y la multitud se vio sorprendida por la
eficiencia y la calidad de una fiesta que quedará grabada en la historia
lugareña como uno de los más grandes acontecimientos sucedidos a lo largo de la
historia. Y no sólo por la cantidad de gente.
Cuando hace cinco años
Juan Hippener entró a la cocina luego del exitoso final de la fiesta por los
120 años de la llegada de los alemanes del Volga los cocineros, quienes
ayudaron y hasta los mozos lo recibieron al grito de “queremos los 10.000!
Queremos los 10.000!” y entonces el hombre, al subirse al escenario lanzó el
desafío: “Si Dios me da salud, dentro de 5 años vamos hacer una gran fiesta,
pero para 10.000 personas” y la ovación inundó la carpa.
Parecía una eternidad,
muchos creyeron que era una bravuconada, otros que era un imposible, pero para
estos sufridos hombres y mujeres de tez blanca, cabellos rubios y ojos claros
no era más que un desafío que estaban seguros que iban a poder cumplir.
Y fue así que ayer los
tres pueblos alemanes vivieron ayer una jornada histórica, al conmemorar los
125 años del arribo de los alemanes del Volga a Coronel Suárez; fue en San
José, pero la disfrutaron también Santa Trinidad y Santa María, una jornada en
donde privó la alegría, la unidad y la confraternidad entre las miles de
personas que eligieron divertirse y hacerlo en una carpa, que bien puede
llamarse, ‘la carpa del orgullo’ para los alemanes del Volga del distrito de
Coronel Suárez.
Es que como pocas veces
antes todos se unieron en pos del objetivo común, las seis entidades más
importantes de las colonias sumaron gente y esfuerzo, pusieron trabajo y tesón,
todos bajo la batuta experimentada de Juan Hippener, un tremendo organizador,
muy bien acompañado por la gente que lo acompaña hace años, encabezados por dos
jóvenes exitosos y responsables: Ezequiel Duckwen y Augusto Berg muy bien acompañados por Claudio Holzmann, Franco Schwab, N. Rohwein, Ermantraut, Schwab etc. etc.Mencion Especial merece Alica Duval...
Es que no hay familia en
Coronel Suárez que ya no tenga un descendiente alemán del Volga en su seno, por
eso esta fiesta la vivieron con absoluta pasión todos los suarenses, todos se
sumaron al ruego para que no lloviera y todos siguieron paso a paso las
indicaciones de los organizadores.
No hubo amontonamiento
para ingresar, podría decirse que no hubo colas, todos ingresaron con comodidad
y lo hicieron dispuestos a disfrutar una tarde especial, de esas que no se
olvidan
Los organizadores
cumplieron con la promesa que le hicieron a la comunidad, que disfrutarían de
un evento nunca visto en Coronel Suárez, histórico y así fue.
Todo comenzó muy
temprano, ya a las 6:00 salieron los camiones con la carne, cada uno a su
respectiva panadería y ese fue el momento en que unas cuatrocientas personas se
predispusieron a estar en los detalles, para que a las 13:30 diez mil personas
almorzaran. Y a las 13:28 los mozos salieron con sus bandejas llenas de
chorizos para empezar a servir: un servicio con la eficiencia y la puntualidad
alemanas.
No hubo diferencias
entre quienes estaban cerca de la cocina con aquellos que obtuvieron sus
tarjetas sobre los extremos de la carpa, todos al mismo tiempo comenzaron a
comer.
La movida comenzó a las
10:30, cuando terminó el acto oficial y comenzaron a llegar hacia el predio los
más madrugadores, quienes a medida que llegaba se sacaban la foto en el
montículo donde se había montado un gran “125” con los colores de la bandera
alemana y después dentro de la carpa, al lado de la imponente torta de más de
1.300 kilos, dividida en tres partes, cada una representando a uno de los
pueblos alemanes.
Luego de almuerzo, que transcurrió en el lapso de una
hora y cuarto, demostración contundente de lo extraordinario de la
organización, hubo un acto protocolar en el que hubo breves mensajes de las
entidades organizadoras, un mero saludo de protocolo del jefe comunal mientras
que los mensajes centrales estuvieron a cargo de Juan Hippener y del ministro
de la Producción de la provincia de Buenos Aires, Christian Breitenstein.
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