En 1917, como
quedó dicho en la última entrada, las cosas se pusieron muy feas para la
religión. La católica, mucho menos numerosa que la ortodoxa, también sufrió lo
suyo. Los avances que había experimentado en los períodos de relativa libertad
religiosa quedaron en nada, el clero autóctono fue perseguido, los fieles
dispersados, deportados o simplemente eliminados, y los templos cerrados. Hay
bastantes historias dramáticas de estos tiempos…
De los lugares de culto que había existido, en Moscú únicamente permaneció uno, la pequeña iglesia de San Luis de los Franceses, adscrita a la representación diplomática francesa y prácticamente vecina de la sede central de ChK, GRU, NKVD y KGB, que tales fueron los nombres que sucesivamente recibieron los servicios secretos soviéticos, y eso no sin dificultades severísimas…
De los lugares de culto que había existido, en Moscú únicamente permaneció uno, la pequeña iglesia de San Luis de los Franceses, adscrita a la representación diplomática francesa y prácticamente vecina de la sede central de ChK, GRU, NKVD y KGB, que tales fueron los nombres que sucesivamente recibieron los servicios secretos soviéticos, y eso no sin dificultades severísimas…
Hay quien
dice que durante varios años fue el único templo católico abierto al culto en
toda Rusia. Había otro, en la entonces Leningrado, la iglesia de Nuestra Señora
de Lourdes, pero no estoy seguro de que estuviese abierto durante todo el
período soviético...
Esto por lo que hace a la Iglesia Católica de rito latino. Sin embargo, hay que
tener en cuenta a los católicos de rito oriental, también conocidos como
greco-católicos. Dicha iglesia procede de los distintos intentos por parte de
Roma de poner fin al cisma de Oriente, el más señalado de los cuales viene del
Concilio de Florencia de 1447, en que se llegó al acuerdo de mantener las
formas litúrgicas bizantinas, mientras que las iglesias orientales volverían a
la comunión con Roma. ..
El intento
falló "casi" completamente, y digo casi porque, frente al general
rechazo, hubo una parte de la iglesia oriental, básicamente la que
territorialmente pertenecía a la Unión Polaco-Lituana, que lo aceptó. Con el
tiempo, y con la división de Polonia, todos esos territorios pasaron a formar
parte del Imperio Ruso y a significar una importante población de católicos en
Rusia. Estos católicos eran -y son- especialmente molestos a la Iglesia
Ortodoxa, porque externamente no se diferencian de ellos prácticamente en nada...
El terreno de batalla entre ambas confesiones fue Ucrania Occidental. El Imperio Ruso, tras 1793, fecha en que anexionó dichas tierras, favoreció a la Iglesia Ortodoxa; tras 1917, los capones de los bolcheviques les alcanzaron a todos…
En 1941, Ucrania fue ocupada por los nazis. Los nazis no es lo que llamaríamos beatillos y gente de iglesia, más bien todo lo contrario, pero, puestos a jorobar, jorobaron a los ortodoxos, para desgracia de éstos, sin embargo, en 1944 los nazis se volvieron por donde habían venido y entretanto los bolcheviques habían mitigado mucho sus furias anticlericales (el porqué es una historia muy interesante, pero que dejaré para otra ocasión). En consecuencia, los ortodoxos sacaron a leches a las otras religiones de sus templos, mientras los guardias rojos les zurraban a saco. Durante varios decenios, pasaron a la clandestinidad, subsistiendo a base de ordenaciones en secreto y eucaristías en plan catacumba…
No hay mal que cien años dure, aunque en este caso la cosa estuvo cerca. En cualquier caso, casi setenta y cinco años después de 1917, la Unión Soviética pasaba a la historia, sin haber logrado su objetivo de aniquilar el poder de los popes. Los popes, y también los curas, estaban allí, incólumes.
El terreno de batalla entre ambas confesiones fue Ucrania Occidental. El Imperio Ruso, tras 1793, fecha en que anexionó dichas tierras, favoreció a la Iglesia Ortodoxa; tras 1917, los capones de los bolcheviques les alcanzaron a todos…
En 1941, Ucrania fue ocupada por los nazis. Los nazis no es lo que llamaríamos beatillos y gente de iglesia, más bien todo lo contrario, pero, puestos a jorobar, jorobaron a los ortodoxos, para desgracia de éstos, sin embargo, en 1944 los nazis se volvieron por donde habían venido y entretanto los bolcheviques habían mitigado mucho sus furias anticlericales (el porqué es una historia muy interesante, pero que dejaré para otra ocasión). En consecuencia, los ortodoxos sacaron a leches a las otras religiones de sus templos, mientras los guardias rojos les zurraban a saco. Durante varios decenios, pasaron a la clandestinidad, subsistiendo a base de ordenaciones en secreto y eucaristías en plan catacumba…
No hay mal que cien años dure, aunque en este caso la cosa estuvo cerca. En cualquier caso, casi setenta y cinco años después de 1917, la Unión Soviética pasaba a la historia, sin haber logrado su objetivo de aniquilar el poder de los popes. Los popes, y también los curas, estaban allí, incólumes.
Eso sí, lo de llevarse bien, como que no…
Pero eso que
quede para el siguiente capítulo de la serie.
(Continuará)
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