Somos
expertos en ocuparnos y preocuparnos por la vida de los demás. Eso nos encanta.
Ocupamos gran parte de nuestro tiempo en depositar en los otros muchas de nuestras
propias carencias. De hecho estamos convencidos de que no necesitamos nada, de
que “todo está bajo control”. Ahora te pregunto: ¿Eres capaz de controlar tus
reacciones? ¿Eres lo suficientemente valiente como para enfrentarte a tus
miedos? ¿Te has puesto a pensar alguna vez en qué es lo que realmente
necesitas? ¿Has experimentado la paz plena alguna vez, de modo que sientes que
tu vida está completamente equilibrada? ¿Te has preguntado quién eres? ¿Acaso
conoces tu verdadero propósito y Misión en esta vida? ¿Reconoces a la
vida como una oportunidad para la felicidad? ¿Te consideras “una persona”
consiente?
Si para alguna de
éstas preguntas has tenido un “No”, debo decirte que estás incompleto. Debo
decirte que aún no te has encontrado. No has experimentado el maravilloso
encuentro con tu Ser. Con esa esencia que todos llevamos dentro, y que es mucho
más sabia que nuestras ideas acerca de nosotros mismos. La práctica del
Auto-conocimiento no es más que una sencilla técnica a través de la cual puedes
ponerte en contacto con tu interior. Se trata de un método extremadamente
sencillo y práctico por medio del cual podrás erradicar los “No” de tu lista de
respuestas a preguntas esenciales.
De nada sirve seguir
escapando de ti mismo. No tiene ningún propósito que te evadas y que tengas
siempre una justificación al alcance de la mano para “cambiar de tema”. ¿Acaso
crees que podrás huir de ti mismo por siempre? Si no es ahora, llegará el
momento en que te harás estas mismas preguntas, y quizá sea demasiado tarde ya.
La oportunidad es siempre en este momento, es ahora. ¿Quién tiene garantizado
el mañana? ¿Qué clase de loco dejaría para mañana lo verdaderamente importante?
Porque si hasta entonces creíste que lo que importa es el dinero, las
posesiones, una cierta posición social, la casa, el auto, el trabajo más
rentable, o las apariencias, tengo que decirte que has estado muy equivocado.
Eres un dormido que solamente se ha quedado atrapado en la
superficialidad de la Vida. Hasta me atrevo a decir que estás muerto. Un muerto
en vida. A lo que le temes es a la vida, a vivirla plenamente.
¿Qué es esto de
temerle a la vida?
Seguramente lo niegues
o pienses: “estas palabras no son para mi, yo…”. ¡EXCUSAS! ¡MERAS EXCUSAS! Si
no te has dado el tiempo para ocuparte de comprender sinceramente quién eres y
a que has venido a este mundo, si no lo has hecho, estás muerto. Caminas por la
vida totalmente dormido, eres como un zombie. El zombie cree que está vivo
cuando en verdad está muerto. Es un muerto en vida. Pero no te desanimes, esto no es un insulto. No se trata de una agresión. Más bien es un “sacudón” para que despiertes. Es un zamarreo para quitarte el polvo que te opaca. De este modo puedo tener tu atención. Así es como irradias unos destellos de atención. Imagina que vas manejando por la ruta en el auto y de repente te quedas dormido por un segundo. Muerdes la banquina y el brusco movimiento sobre el volante te hace reaccionar. ¿Has notado como tu atención se agudiza al máximo? ¿Has notado como te vuelves completamente alerta? Sabes que si vuelves a “cabecear” la historia puede acabar trágicamente. Así es tu vida. Vas conduciendo dormido, a los tumbos. Eres extremadamente peligroso en ese estado. No solo para ti mismo. Eso sería una mitad de la cuestión.
¡Eres un peligro para los demás! Eso es ser tremendamente egoísta. ¿No parece? (Dr. Alejandro Gatti)
Continuará…
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