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miércoles, 21 de marzo de 2012

Rusos de Alemania: el retorno...

La Historia de una comunidad con un recorrido fuera de la norma: los ruso-alemanes repatriados a Alemania y que se asentaron en Berlín y que luchan por vivir en armonía en su país de origen

"Aestergate· enormes letras se extienden sobre el rótulo del centro comercial. El nombre, escrito horizontalmente, destaca sobre las innumerables barreras de edificios que pueblan el paisaje. En las calles se oye hablar “la lengua de aquí”: el ruso.

En Marzahn, un barrio berlinés de 103.000 habitantes, 28.000 personas viven con un recuerdo más o menos borroso de Rusia en un rinconcito de su cabeza. La mayoría de los ruso-alemanes o “alemanes de Rusia” como se les llama, poseen la nacionalidad alemana. Expatriados a largo plazo, la han heredado.


Su historia se remonta al año 1760, cuando la “invitación de Catalina” provocó el desplazamiento de 30.000 alemanes hacia el Este del continente “para desarrollar las
zonas agrícolas en el sur de Rusia, y en especial en la actual Ucrania que se encontraba bajo dominio ruso, Catalina II de Rusia pidió a Alemania trabajadores cualificados para intervenir en el ámbito de la colonización”, nos cuenta Frank Tétart, geopolitólogo y jefe de investigación en el laboratorio de estudios políticos LEPAC.

Esos alemanes vivieron juntos, se beneficiaron de numerosos privilegios y preservaron así su “germanidad”. Incluso Lenin les daría un Estado mas adelante, “La República Socialista Soviética de los Alemanes del Volga”; con la Segunda Guerra Mundial, que enfrentó a la URSS con Alemania, esta precaria situación estalló: la población alemana fue deportada a Siberia y a las Repúblicas de Asia menor, hoy Kazajstán o Uzbekistán.

El dorado alemán

Después de la caída del Muro de Berlín, esta población comenzó su espera. La nacionalidad alemana, heredada, les da derecho a una segunda vida en el país de sus ancestros. Así, en 1990 hicieron valer su status de “Aussiedler”, repatriados. Como el derecho de sangre prevalece en Alemania, siempre contarán con el beneficio de la doble nacionalidad.


¿Pero qué buscan aquí, cuando hace siglos que se marcharon sus ancestros? Por lo general han perdido toda unión con Alemania. Sin embargo, para algunos este viaje es un verdadero retorno a sus raíces. Una decisión motivada por el deseo de una vida mejor en un país de adopción.

Eduard Walz, especiero instalado en Lichtenberg, dejó las montañas de los Urales en 1990 para instalarse en Berlín. Tomó esta “oportunidad”: “La doble nacionalidad nos permitió empezar de nuevo, ya que en Rusia las perspectivas de futuro eran limitadas”. Vassili Sagasdachny, miembro de la asociación rusa Schalasch, formó parte de la segunda oleada de repatriados, en el año 2000. Vivía humildemente en Kazajstán, pero quiso “ver cómo era la vida en Berlín”. A día de hoy no daría marcha atrás por nada en el mundo.

Si las autoridades alemanas fueron benevolentes en los años noventa, a partir de ahora serán más severas: se ha reforzado la ley de inmigración. El procedimiento administrativo es duro y puede durar varios años. De ahora en adelante, toda persona que desee hacer valer sus derechos debe haber nacido antes de 1993.

(Continuará)

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