|
- ¿Has visto borrico? Ya no saben que decir...
Si supieran que todos los caminos son nuevos para quien los quiera caminar.
Si supieran que ya todas la palabras han sido
dichas, que no hay más nada que inventar.
Si supieran ... si miraran ... si escucharan ...
Sabrían que aún así, siempre hay que animarse.
Mira pues, a mi querido Don Quijote. Se puso el yelmo
oxidado, el peto emparchado,
con lanza remendada, me uso un nombre importante:
Rocinante y salimos a la aventura.
¡Claro que lo han criticado! Pero ... ¿Quiénes han
sido?
¿Acaso son los que alguna vez pelearon por sus
ideales?
¿Acaso los que se animaron a dejar la rutina y a
hacer realidad sus sueños?
¡No! ... Ya te digo, mi querido Rucio, que buena
suerte hemos tenido, tú llevando a Sancho, que bien te
quiere y te cuida,
el Sancho fiel, corto de luces pero de buen talante
y más centrado que muchos conocidos ...
Yo, con mi Señor a cuestas ... ¡Arrogante caballero
de la nada! ¡dueño del todo! ¿Sabes por qué?
Porque no hay quién te quite tus sueños, si eres
valiente para animarte a vivirlos.
Entonces serás, ni más ni menos que un hombre feliz,
es decir ... un borrico feliz.
¡Cómo les cuesta entender esto a los hombres!
Mírame, soy una vieja jaca y Él me ve como a un
rocín.
En los últimos años me ha hecho aventurero, he
recibido a los soles y a las lunas de los caminos ¡feliz
de estar vivo!
He luchado cuando me lo ha pedido, fiel a mi Señor
como debe ser ...
Y todo eso me ha hecho sentir un aire de libertad,
que no se puede explicar.
Descansemos mi querido amigo, que mañana seguiremos
andando.
¿Te he comentado que vamos por estos caminos del
mundo, desde hace ya cuatrocientos años?
Nos han llevado a todas partes ¡hasta en La China de
nosotros han hablado!
Y quién escribe estas palabras, los saludos nos
deja, desde un país pequeño que nos ama y nos
respeta,
De Argentina
¿te acuerdas? Tienen buen asado y buen vino, para nosotros un campo verde y
bendito.
Y me han contado, de buena fuente te digo, que por
allí quedan muchos "Quijotes" que sin descanso,
siguen luchando contra sus propios molinos de
viento, que cuando les falta la alegría o la
desesperanza
los tira al suelo,
vuelven a anda, como nosotros ¡de nuevo y sin
denuedo!
Toman al igual que mi Señor sus viejos yelmos
oxidados, sus petos emparchados y con sus lanzas
remendadas,
arremeten buscando caminos, soñando sueños,
animándose a seguir-siguiendo ... A andar orgullosos ...
¡arrogantes caballeros de la nada, dueños del todo!
Porque no ha habido quién pudiera quitarles sus
sueños.
(por Virginia Bintz)1er Premio en prosa poética
|
Cooperativa Electrica

No hay comentarios:
Publicar un comentario