En estos los días, el Papa
Francisco se puso escribir
su primera carta a los Reyes Magos como obispo de Roma. Su antecesor, Benedicto
XVI, eliminó cualquier posible impedimento el año pasado al corroborar la
existencia de Sus Majestades en La infancia de Jesús,
el libro con el que cerró su trilogía sobre Cristo. Si Francisco se decidiera a redactar su lista
personal de deseos, probablemente habría en ella un espacio significativo para que
se hagan realidad sus planes de reforma de la Iglesia católica. En los nueve meses que lleva como Papa, el Papa Francisco ha
puesto los pilares para realizar una renovación profunda en la comunidad
cristiana llamada a concretarse durante 2014. Estos son los 10 cambios
principales para los que Francisco podría pedir a los Reyes Magos que le echen
una mano.
1.-Una
nueva Curia romana. Ya en las congregaciones generales, las
reuniones previas al cónclave, los cardenales acordaron que el
próximo Papa debía impulsar una administración central más ágil y ligera.
Francisco ha recogido el guante y va a darle la vuelta al funcionamiento de la
Curia: intentará que pase de ser el embudo que retrasa la toma de decisiones a
convertirse en un organismo que de verdad esté al servicio del Papa y de las
Iglesias locales.
2.-Adiós
a la pederastia. Siguiendo los pasos dados por Benedicto XVI,
Francisco ha ahondado en la línea de tolerancia cero
frente a los abusos sexuales a menores cometidos por eclesiásticos. Para ello
ha instituido una comisión, cuyos miembros todavía no se conocen, para atender
a las víctimas (hasta hace poco las grandes olvidadas) y evitar nuevos casos de
pederastia. De la comisión saldrán unas líneas a seguir para proteger a los
menores e impulsar la formación de los sacerdotes, religiosos, catequistas y
demás personas que estén en contacto con los niños. Será en 2014 cuando eche a
andar este grupo de expertos inspirado en la experiencia del
episcopado estadounidense en
la gestión de los casos de abusos.
3.-No
más escándalos financieros. Por la gran cantidad de escándalos
que ha protagonizado, el Instituto para las Obras de Religión (IOR), la banca
vaticana, parece que existiera desde siglos, pero fue fundado en 1942.
Prácticamente ayer, según los tiempos geológicos con los que suele moverse la
Iglesia. Los cardenales pidieron cambios en este organismo que gestiona
un patrimonio de 7.100 millones de euros y 19.000 cuentas bancarias y Francisco va a responder. El
IOR y el otro organismo que gestiona el dinero y los bienes de la Santa Sede,
la Administración del Patrimonio de la Sede Apostólica (APSA) van a sufrir
cambios en 2014. Se espera que de la reunión del Consejo de cardenales del
próximo febrero salgan decisiones de peso para limpiar de una vez las finanzas
vaticanas.
4.-Más
colegialidad. El Vaticano cuenta con un organismo que hasta
ahora servía para muy poco, el Sínodo de los Obispos. Cada dos o tres años
reunía en Roma a una representación de los distintos episcopados y aprobaba un
documento que, cuando estaba circunscrito a un determinado ámbito geográfico,
justificaba luego un viaje del Papa a esa zona del mundo.Francisco va a darle
completamente la vuelta al Sínodo de los Obispos. Quiere que se
convierta en una suerte de Parlamento en el que los prelados puedan participar
en el gobierno de la Iglesia. También pretende que del Sínodo salga un grupo
permanente de prelados que le ayude a llevar el timón de la barca de Pedro. Los
cambios en este organismo probablemente se concretarán en la reunión del 24 y
25 de febrero del Consejo del Sínodo.
5.-Más
poder a las Iglesias locales. Francisco quiere ser un Papa
descentralizador. Confía en el principio de subsidiariedad, según el cual es
mejor tomar las decisiones en el nivel más bajo posible. Las Conferencias
Episcopales están destinadas a aumentar su poder y a no tener que consultar a
Roma para muchas cuestiones que podrían resolver solas, como ocurre ahora. En
el consistorio de febrero éste será a buen seguro uno de los temas estrella.
Aunque los episcopados desean más influencia, son conscientes de que con
el cambio también aumentará su responsabilidad y posibilidad de error,
pues hasta ahora tenían la tranquilidad de saber que los temas pasaban por
Roma.
6.-La
mujer, protagonista. Es muy improbable que Francisco vaya a
aprobar la ordenación sacerdotal femenina,
como desea un sector de la Iglesia, pues considera que sólo serviría para
aumentar la clericalización de la comunidad cristiana. Lo que él quiere es
darle más espacio a los laicos y, entre ellos, sobre todo a las mujeres. Se
esperan cambios canónicos para que puedan acceder a los puestos de decisión de
los dicasterios vaticanos, lo que ayudaría
a que en las Iglesias locales los obispos se atrevieran igualmente a aumentar
el poder de las católicas.
7.-Adiós
a la clericalización. Infinidad de veces ha repetido el Papa
que quiere curas callejeros y obispos “con olor a oveja”, no burócratas o
gestores que se colocan por encima del resto de bautizados. Ser sacerdote “no
implica una exaltación que lo coloque por encima del resto”, escribe en Evangelii
Gaudium, su primera exhortación apostólica. Es este uno de los
deseos del Pontífice más difíciles de hacer realidad, pues implica
un cambio de mentalidad que
dé la vuelta a la forma en que la Iglesia lleva funcionando desde hace
siglos.
8.-Una
Iglesia más pobre y sencilla. Desde
que dijo aquella memorable frase de que quería “una Iglesia pobre y para los pobres” poco días
después de su elección, Francisco ha dado numerosas muestras de que hace falta
una desmundanización de la Iglesia, un concepto que ya planteó Benedicto XVI
pero sin llegar a desarrollarlo. Roma está llamada a ser un ejemplo en este
sentido y el Papa es el primero en mostrarlo, al renunciar al excesivo boato y
a los oropeles y optar por la humildad y la sencillez. Se
ve en su forma de vestirse, de hablar, de vivir e incluso de moverse.
Él utiliza un Ford Focus para desplazarse por Roma, por lo que los coches de
alta cilindrada que antes circulaban por el Vaticano han dejado de estar bien
vistos. Durante el año que viene habrá que ver si su mensaje va calando entre
la jerarquía eclesiástica.
9.-La
misericordia, pilar del cristianismo. El Papa no va a cambiar los aspectos
principales de la doctrina católica, ni siquiera aquellos relativos a la
sexualidad y la familia, pero está en contra de que la Iglesia ponga su acento
sólo en los puntos más polémicos, los que más división generan entre los
fieles. Él prefiere hablar de lo que une, partiendo del amor de Dios que
propugna el Evangelio y de la misericordia. “Dios no se cansa de perdonarnos”, ha dicho en
multitud de ocasiones. El
gigantesco respaldo popular logrado se
debe en buena parte a esta actitud, que Francisco trata de contagiar al resto
de la Iglesia. Pasada la fascinación de la primera parte de su pontificado
llegará el momento de evaluar si ha conseguido que esta postura sea emulada por
los cardenales, obispos, sacerdotes y religiosos.
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